
Este medio, claramente posicionado en contra de cualquier tipo de violencia, ha dedicado cientos de entradas para concienciar sobre la trata de personas y ha informado sobre las actuaciones para luchar en contra. Por ejemplo, desde plataformas, campañas, peticiones, analizando la atención primaria recibida o el discurso en las estrategias de los proxenetas para engañar a las víctimas. También ha dado voz a preocupaciones que han hecho saltar las alarmas en tiempos de pandemia, en cuanto al aumento de la trata online y ante la dificultad de frenar el tráfico humano a pesar de las restricciones establecidas ante la Covid-19.
Ante este escenario que necesita medidas urgentes, las investigaciones científicas no cesan. “Petites Bonnes” minors sex trafficked in Morocco and Spain, parte de la evidencia científica de los resultados del proyecto de investigación TRATA y analiza trayectorias de vida que alejan o acercan los procesos de trata de explotación sexual. En base a 25 técnicas cualitativas llevadas a cabo con personal de los servicios sociales, el proyecto ha identificado las petites bonnes, un grupo de adolescentes marroquíes de entre 12 y 18 años con una alta probabilidad de convertirse en víctimas de la trata. Que estas niñas caigan en las redes de explotación sexual no es el único problema que tienen. El abandono y el abuso sexual sufrido produce una doble victimización ya que un embarazo las expulsa de sus hogares y eso las convierte en presas fáciles del reclutamiento: en su huida, las niñas llegan a las ciudades en una situación irregular y sufren desigualdades a causa de su bajo nivel de educación y su casi nula experiencia laboral.
Desde el punto de vista de la dimensión transformadora de la metodología comunicativa utilizada en la investigación, se han identificado factores protectores e interacciones sociales que las podrían proteger de ser víctimas de trata. Para poder visibilizar la situación de las víctimas de trata es importante 1) que dejen de ser invisibles para las autoridades y así puedan recibir la ayuda y asistencia necesaria, y 2) llevar a cabo programas que aseguren su escolarización en el lugar de origen y que sensibilicen a sus entornos sobre los riesgos que podrían sufrir.
Facilitar oportunidades educativas y una educación no sesgada es el primer paso para que las niñas no vean vulnerados sus derechos. De esta manera podrán seguir siendo niñas, protegidas por sus comunidades, en entornos seguros.
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