Siempre ha habido, tanto en el nazismo como en el antinazismo, hombres, mujeres y personas de todas las identidades, igual que también las ha habido a favor y en contra de la violencia. Por lo tanto, siempre ha habido mujeres extraordinarias, intelectual y humanamente, que durante toda su vida trabajaron en contra del nazismo y la violencia e incluso arriesgaron sus vidas por ello. Ellas son referentes del feminismo. Simone Weil fue una de ellas. Antinazi hasta su muerte en 1943, en sus escritos filosóficos expresa de forma brillante su preocupación ante la violencia y su compromiso personal e intelectual hacia la democracia. Fue una gran intelectual que participó en movimientos arriesgando su vida, ayudando a los refugiados que huían del nazismo y actuó siempre a favor de la verdad.
Jane Addams, fundadora de la Sociología y del Trabajo Social, se pronunció y trabajó en contra de la guerra. En su libro “Peace and bread in time of war” señala la crueldad y el sinsentido de la guerra, como una decisión de quienes están en el poder en detrimento de quienes no pueden elegir entre ir o no ir a luchar: “En muchos de los países beligerantes, los jóvenes habían sido enviados a la guerra por hombres que habían llegado al poder gracias a ligeras mayorías obtenidas en elecciones basadas en cuestiones puramente internas.” También promovió la paz desde Hull House, uniendo por unos objetivos humanos comunes, a personas de distintas culturas, religiones, ideologías, nacionalidades y distintas clases sociales. Ella misma relató cómo, a mujeres que actuaban por la paz, las intentaron ridiculizar, aunque sin éxito. Precisamente esa actuación le valió un Premio Nobel de la Paz, reconocimiento y la mejora de millones de vidas.
Son muchísimas más mujeres que no caben en las líneas de este artículo las que siempre se opusieron al nazismo. Entre ellas, las 20.000 que lucharon en España y luego en Francia en la resistencia contra el nazismo. Su compromiso con la educación integral de las personas se ve reflejado en que, incluso tras el estallido de la Guerra Civil Española, cuando profesores fueron enviados al frente, muchas de ellas continuaron con la labor educativa de niños y niñas que más lo necesitaban. Las mujeres libres llevaron la educación a todas las personas, fomentaron el amor libre, relaciones sexuales y afectivas libres de violencia y la erradicación de la prostitución.
En la teoría y en la práctica del nazismo también ha habido siempre mujeres. La habilidad de los hombres que fueron activamente nazis, aunque luego lo ocultaran, fue promover como referentes de la democracia y el feminismo, precisamente a las mujeres que colaboraron con lo contrario, mientras se invisibilizaban como referentes a quienes si eran demócratas y feministas, además de tener muchísimo más nivel intelectual.
Simone de Beauvoir, trabajó con el gobierno de Vichy – colaboracionista de los nazis mientras miles de personas morían ejecutadas o asesinadas. Tampoco se consideró feminista hasta años después de escribir El segundo sexo. No sólo no veía la necesidad del feminismo, sino que en dicha publicación desprecia y cuestiona aquellas mujeres que no son como ella.
Hannah Arendt no solo siempre estuvo vinculada al principal intelectual nazi, Heidegger, sino que basó toda su obra en sus ideas. La muy aclamada “teoría sobre la banalidad del mal”, presentada frecuentemente como gran aportación a la democracia, es de un nivel intelectual bajísmo y está totalmente orientada a disculpar a quienes como Eichmann fueron los principales exterminadores nazis, en una forma indirecta de disculpar a su intelectual nazi al que estaba personalmente vinculada. El mediocre bagaje intelectual de esa teoría está en algunas ideas de los defensores de los nazis en el juicio de Nuremberg.
Son muchos millones de mujeres las que siempre han estado por la paz. Desde las troyanas hasta nuestros días, muchas han actuado valientemente en contra de la violencia y defendido a quienes sí han promovido la democracia y el diálogo. En la teoría de la Sociedad Dialógica, se pone de manifiesto que solo hay dos maneras de relacionarnos: a través del diálogo o de la violencia; no se ha inventado una tercera modalidad. Poner de referentes, sean hombres o mujeres, a quienes nunca han tenido esa valentía es fomentar el ascenso del nazismo y la violencia. Poner de referentes, sean hombres o mujeres, a personas valientes a favor de la paz promueve la libertad, la belleza, la bondad y la verdad.
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