En la verbena de San Juan las calles y playas se llenan de personas celebrando con amigos y amigas el inicio del verano. Sin embargo, esta noche de celebración y fiesta no está exenta de situaciones de acoso sexual que muchas veces acaban en violaciones y a las que todos y todas podemos contribuir a prevenir.
Ayer nos llegó al Diario Feminista una situación de acoso que tuvo lugar el 21 de junio en un local de marcha nocturna de la ciudad. El aviso solidario de una de las chicas y su preocupación por contribuir en prevenir de los posibles riesgos constituyen el motivo principal de este artículo.
La situación ocurrió en un local de la Plaza Real, una de las zonas de Barcelona con más afluencia de turismo. Una chica extranjera pidió ayuda a otras tres chicas que estaban en el mismo local y a la que no conocían de nada: “No quiero ir con él”. Al cabo de un instante se acercó el chico en cuestión, intentando sacar partido del estado ebrio de la chica e insistiendo “Ella estaba conmigo, no os metáis”. Las tres chicas se mantuvieron con ella y fueron a pedir ayuda a la policía que, por suerte, estaba a solo unos metros. Los cuatro policias vinieron, y así el chico se fue. En la conversación con la policia, comentarion que desgraciadamente este tipo de situaciones pasan todo el tiempo. Al estar solas y borrachas, incrementa el riesgo de ser violadas. Si bien la conversacion ayudó a ahuyentar al agresor, las tres amigas decidieron acompañar a la chica en riesgo a su hotel y así se lo dijeron a la policia, que agradecieron su gesto, ya que ella desconocía la zona y no sabía cómo llegar. No podían irse a dormir tranquilas sin saber que ella estaba fuera de peligro. Al llegar hotel encontraron a la madre de ella, creían que al contárselo protegería a su hija pero, en lugar de eso, al escuchar la situación, se rió y no le dio importancia; iba ebria, pero eso no es excusa para su reacción, en lugar de preocuparse por su hija, no le dio la más mínima importancia.
Por desgracia, no es un caso aislado, y probablemente ocurrirán más como este en San Juan. Sin embargo, como señalan las evidencias científicas, es importantísimo el papel que podemos jugar los y las bystanders (las personas que somos testigos de situaciones de acoso) en mostrar el rechazo hacia este tipo de acosadores y actuar para prevenir que abusos y potenciales violaciones sucedan.
Respecto a la actuación policial, debe ser más proactiva en proteger a las personas que están en riesgo, por ejemplo, deteniendo a quienes acechan y van a por las chicas en un estado vulnerable para agredirlas sexualmente. Cabe decir que en Cataluña contamos con el protocolo de “No en passem ni una”, protocolo de prevención de la violencia sexual en espacios de ocio nocturno,
Y en el caso de esta madre, reírse de la situación de riesgo de su hija ya da indicios de lo poco que le debe importar la vida de su hija, y el estado ebrio no es excusa. Las tres amigas, sin conocer de nada a la extranjera, la protegieron y no cedieron, a pesar de las dificultades, hasta estar seguras de que estaba en el hotel.
Esto sí es valentía, esto sí es solidaridad. A todas y todos nos gustaría saber que, si nuestras hermanas, hijas, sobrinas, se encontraran algún día en una situación similar, habrá personas como estas tres amigas.
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