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Asun Casasola, Teresa Sáez, Marta Soler, Lídia Puigvert (de izq a drcha)

El pasado 14 de septiembre tuvo lugar un acto histórico, inolvidable, en la Facultad de Economía y Empresa de la Universitat de Barcelona.  Bajo el título “Evidencias científicas para continuar la lucha de Nagore contra la violencia machista”, el acto expuso las diversas investigaciones internacionales a la hora de luchar contra este tipo de violencia. Las ponentes de la mesa fueron,  Asun Casasola, madre de Nagore Laffage, Teresa Sáez, parlamentaria de Navarra y miembro del movimiento Andrea/Lunes Lilas, Lídia Puigvert, profesora de la Facultad de Economía y Empresa de la UB y affiliated member del CGSJ del Instituto de Criminología de la Universidad de Cambridge. Marta Soler, PhD en Harvard y profesora de la UB, fue la moderadora del acto.

Lídia Puigvert empezó planteando las evidencias científicas vistas desde el feminismo internacional. Apeló a que las investigaciones internacionales se enfocan en la violencia, independientemente de si es una relación esporádica o estable. Antes, explicó Puigvert, la ley española no concebía la violencia en una relación esporádica, pero esto ya ha cambiado. Tal y como demuestran los estudios internacionales, en revistas científicas como Violence Against Women, por ejemplo, el problema no está en el tipo de relación, sea estable o esporádica, sino en las personas con las que se tiene esta relación. La violencia machista en las relaciones, tanto estables como esporádicas, la hacen los hombres violentos, explicaba Puigvert, si conseguimos que las jóvenes sepan eso, se evitará la violencia machista. El mencionado error de solo ver violencia machista en las relaciones estables ha llevado a fomentar el discurso coercitivo del patriarcado para forzar a las niñas a rechazar el amor y a tener relaciones esporádicas como si fueran el reino de la libertad, sin mirar si es con chicos violentos o no, fomentando así la violencia de género contra la que hoy nos estamos manifestando.

Por su parte, Asún Casasola expuso el caso de su hija y su perspectiva sobre la situación: Yo no pertenezco a este mundo, pero estoy aquí por, ya sabéis la causa. (…) Si no hubiera pasado aquello, seguramente yo no me fijaría en estos temas, pero me gusta estar aquí; hay que dejar el mundo un poco mejor. La madre de Nagore Laffage realzó la importancia de educar a los niños y las niñas desde el respeto y la igualdad y destacó el Club de Valientes en las escuelas, en el que los niños y las niñas se ayudan unos a otros, y si alguien hace algo malo se le da un toque de atención, recordándole que está mal. La sociedad tiene que señalar a los malos, yo quiero irme dejando este mundo un poco mejor”, decía con las palabras desde el corazón. El chico la mató (a su hija Nagore) por un no, y por cobardía, para no enfrentarse a la sociedad, la acabó de matar. Entre otras cosas, también criticó el hecho de que entre el dinero para reducir la pena de prisión: No es justo, pero tampoco veo que la solución sea que se tire 200 años en la cárcel; hay que hacer que los violentos no sean violentos, nunca los justifiquemos. (…) La solución no es hacer daño, pero hay que decir lo que has hecho no está bien. (…) A mi me llenaría el alma y me haría muy feliz que me llegara un telegrama de este chico diciéndome: siento lo que le hice a tu hija, porque entonces pensaría que este chico está avanzando y la cosa va mejorando. Y, sobre todo, hay que apoyar a las víctimas.

Por último, Teresa Sáez pidió un aplauso colectivo por todas las chicas que se habían atrevido a hablar, y el publico aplaudió con emoción. Nagore abrió el hilo y ha habido un proceso de salir del armario en el que ha habido una evolución con los casos del #MeToo, la reacción al caso de La Manada, etc. Sáez explicaba que el caso de Nagore fue un referente a la hora de enfrentar la violencia sexual dentro de la violencia machista. Solamente el sí es sí, tenemos que hablar del deseo mutuo, contaba. También apelaba a la falta que hay de formación en cuanto a perspectiva de género, muy urgente, sobre todo en los juzgados, para que no pase como en el caso de Nagore, que solamente la tachaban de “ligona”. Así mismo, habló de la importancia de la empatía en las personas, sobre todo en las nuevas masculinidades, dejando claro que en la lucha contra la violencia machista participan mujeres y hombres.

En conclusión, al final del acto hubo un espacio de diálogo del que se sacaron muchas conclusiones y en el que se reflejó la ilusión por seguir trabajando en la causa. La importancia del posicionamiento social, del apoyo a las víctimas y a las víctimas de acoso sexual de segundo orden, las actuaciones educativas de éxito y evitar que el discurso coercitivo (“cuantos más chicos, mejor”) se incite en las escuelas. Una chica muy joven manifestó que ese discurso coercitivo se las hacía a las jóvenes en la misma escuela criticando el amor romántico y lanzándolas a ligues con chicos que frecuentemente resultan violentos. Hay que desvelar que el amor no mata, desmontar ideas equivocadas, decía Puigvert. Asún Casasola expresaba: Me voy encantada sabiendo que se está trabajando tanto y que se va a dejar el mundo mejor. En palabras de Sáez: No se puede decir que el amor mata, ni los hombres, mata el machismo. Hay que transformar esto y fomentar la empatía en la sociedad.

Y, sin duda, todas y todos salimos del acto con una ilusión tremenda por seguir luchando por la causa, por eliminar la violencia y crear un mundo mejor, por Nagore y las chicas como ella, las que hablaron y las que no pudieron hablar.

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