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En los últimos tiempos he reflexionado sobre la importancia de los momentos en los que tomamos decisiones. No solo en nuestro día a día, sino también en esos momentos en los que nuestra mente puede no estar tan lúcida y nuestros pensamientos (diálogos internos) nos llevan hacia la la queja, la tristeza o respuestas negativas con las que podríamos caer en tener actitudes propias de la masculinidad tradicional dominante.

Sabemos que nuestras decisiones marcan nuestro camino, nuestro presente y nuestro futuro, y que determinadas decisiones generan mayor bienestar, mayor salud y mayor felicidad. Las decisiones que tomamos pensando en el bienestar común, por encima del egoísmo o el beneficio individual, generarán mayor impacto positivo en nosotros mismos y en los demás. Pero entonces, ¿cómo tomamos las decisiones en momentos cruciales de nuestras vidas? ¿Y cómo las abordamos en situaciones críticas? ¿En base a qué argumentos y con qué finalidad? Y quizás lo más importante de todo: ¿cómo afectan nuestras decisiones a los demás y a nosotros mismo?

¿Cuál es la clave para “acertar” en nuestras decisiones?

En esta sección hemos hablado en muchas ocasiones de la importancia que las NAM otorgan a las amistades, aquellas que son transformadoras y que, mediante los diálogos, nos ayudan a mejorar. También en estos momentos de vital importancia e incluso críticos en los que tal vez no sea fácil pensar con lucidez si no se han tenido o no se tienen estos diálogos. La presión, la urgencia o la gravedad de la situación para elegir un camino u otro pueden determinar gran parte de nuestro futuro, y afectar, como no, a quienes nos rodean.

La respuesta radica en el diálogo y en la intersubjetividad, que nos permiten superar la negatividad y el egoísmo, para tomar decisiones fundamentadas basadas en argumentos válidos y en la búsqueda del bien, aunque puedan parecer opuestos a nuestro deseo o “instinto”. Este diálogo transformador puede ayudarnos a identificar estas situaciones en las que nuestra voluntad sea puramente egoísta y se oponga a la razón. Si somos capaces de identificar estas situaciones, podremos, aunque no con facilidad, eliminarlas.

Diálogos en los momentos claves, o el recuerdo de cuando los tuvimos, pueden inclinar la balanza hacia la toma del camino “adecuado”, que nos saldrá de dentro porque  se nutre de las voces de nuestras amistades.

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