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Imagen de Unicef Woman. Flirck

amerún es uno de los países en que el impacto y los efectos de la pandemia del Covid-19 sobre las mujeres está siendo, según afirma el Fondo Fiduciario de ONU, devastador. La mayoría de estas mujeres, que se suelen ganar la vida en mercados abiertos de las zonas rurales y en el sector informal, han perdido su única fuente de ingresos debido a la implantación de la medida de aislamiento social. En el caso de quienes conviven con una pareja violenta, la dependencia económica que han pasado a tener de la misma se une al hecho de haber quedado confinadas en un hogar inseguro y aumenta su vulnerabilidad y riesgo de sufrir violencia.

Es por ello que la Asociación de Camerún para la Protección y Educación de las Niñas y Niños (CAPEC por sus siglas en inglés) inició un proyecto para prevenir la violencia contra las mujeres y niñas. Ajomuzu Collete Bekaku, directora ejecutiva de la organización, explica en la publicación de unwomen.org, que la pandemia tiene implicaciones económicas en los hogares, una presión que ahora ha resultado en un aumento de los informes de violencia doméstica de los cuales las mujeres son víctimas. 

En estos momentos, la ONG ha reorganizado y priorizado el trabajo que venía realizando con el objetivo de atajar y mitigar la violencia ejercida contra mujeres, niños y niñas y preservar su bienestar, a partir de tres iniciativas que resultan un ejemplo inspirador sobre cómo proceder en estos casos y otros similares: 

  1. Reciclaje profesional en función de las necesidades actuales, capacitando a las mujeres para fabricar máscaras y otros equipos de protección personal para vender y así posibilitar que recuperen una fuente de ingresos que les dé independencia económica. 
  2. Apoyo a la Administración gubernamental en la capacitación del personal de salud para hacer frente de la mejor forma posible al aumento de la violencia de género. 
  3. Negociación con otras entidades para que se incluya a las mujeres con quien trabaja CAPEC en la red de distribución de alimentos de emergencia que lleva a cabo el Programa Mundial de Alimentos a través de la organización de ayuda local Caritas Kumba.

El Fondo Fiduciario de la ONU se ha movilizado, como ya anunciamos recientemente en DF, junto a otros socios para apoyar el trabajo que vienen realizando las organizaciones de base y abrir una ventana de financiación para hacer frente a la violencia contra las mujeres durante el Covid-19. El diálogo que se ha construido entre la entidad y las organizaciones que se benefician de su financiación desde el inicio de la crisis sanitaria para conocer y comprender mejor cuáles son las nuevas necesidades que ha generado esta situación a partir de la inclusión de todas las voces, ha posibilitado encontrar formas de apoyar su trabajo en esta crisis, con mayor garantía de éxito. 

En este sentido, una de las realidades que se ha evidenciado a través de estas conversaciones es la importancia de la puesta en marcha de acciones inmediatas que incluyan la revisión de los proyectos que se venían desarrollando para que éstos respondan de manera eficiente a los desafíos que plantea la crisis generada por la pandemia del Covid-19 y, entre otras cosas, aseguren que las mujeres, las niñas y los niños reciben los apoyos necesarios.

Muchas organizaciones como CAPEC, están volcando todos sus esfuerzos en adaptar y reenfocar sus objetivos hacia la prevención de la violencia de género, independientemente de que no fuera esta su área, desarrollando rápidamente iniciativas innovadoras e inclusivas para mantener seguras a las mujeres, niñas y niños.

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