Maria Branyas, residente en Olot, con 113 años ha superado la COVID-19. Su historia nos vuelve a mostrar cómo no podemos dejar de lado a las personas mayores, porque sí pueden superar la enfermedad.
Como recogíamos en DF Diario Feminista, el sentimiento de humanidad y solidaridad provoca el apoyo y protección a las personas mayores en residencias, y es ese sentimiento el que guía que nuestras acciones velen por el bienestar de todas las personas sin distinción de edad.
La gestión de la crisis de esta pandemia ha puesto en riesgo a la población más vulnerable, tal y como se denunció en pasados artículos; en demasiadas ocasiones no se ha tenido en cuenta el críterio científico y humano, y ello no se puede repetir más. Es necesario seguir defendiendo dos criterios básicos: reforzar el sistema público y universal y basar las decisiones sobre salud en criterios científicos y humanos siempre. No puede haber otra guía en decisiones que acaban afectando directamente a la posibilidad de que una persona siga viviendo o muera.
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