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Jessye Norman //Wikipedia

La reconocida cantante de ópera Jessye Norman falleció este lunes en un hospital de Nueva York, a la edad de 74 años, tras una vida de logros a nivel personal y musical. 

Norman nació en Georgia en los años 40, durante el segregacionismo racial en Estados Unidos. Perteneció a una familia de artistas y comenzó a cantar durante su infancia en la iglesia. Consiguió becas y se formó en los mejores centros y universidades. A los 24 años debutó, cautivando al público en los escenarios, desde Berlín hasta Nueva York, gracias a su admirable talento. 

A partir de ese momento  logró  papeles principales en obras como Carmen o Aída y  fue una de las primeras en cantar regularmente en la Ópera Metropolitana de Nueva York. Su talento recibió numerosos reconocimientos:  en 1997, se convirtió en la persona más joven en ganar el Kennedy Center Honor, fue galardonada cuatro veces con el Grammy, recibió  la medalla Nacional de las Artes, obtuvo doctorados honoríficos por las prestigiosas escuelas de Juilliard, Harvard y Yale, y fue reconocida como una de las principales sopranos en el circuito operístico mundial.

De este modo se constituyó como una de las referentes afroamericanas en el mundo de la ópera. Sin embargo, esto fue posible ya que su talento artístico iba unido a una gran calidad humana. Las personas que la rodeaban la definen como una fuente de alegría e inspiración. Durante toda su vida han destacado sus esfuerzos en la lucha contra el hambre, la falta de vivienda o el desarrollo juvenil, pero sobre todo en acercar el arte y la cultura a todas las personas. Por ello, en 2003 fundó una escuela gratuita para estudiantes con bajos recursos económicos para facilitar el acceso a las artes a las personas en vulnerabilidad social. 

Así se despide a una mujer que rompió barreras y logró mejorar el mundo de la ópera y la sociedad. 

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