El último premio León de Plata como Gran Premio del Jurado de la 76 Mostra de Cine de Venecia el pasado sábado ha decepcionado a la ciudadanía, que no ha dudado ni un momento en posicionarse al lado de las víctimas del #MeToo y, concretamente, al lado de la denunciante del director de cine, con el rechazo absoluto a él. 

Al mismo tiempo se han publicado comentarios en las redes que ponen en cuestión a hombres y mujeres que en los inicios del #MeToo se posicionaron a favor del movimiento mientras que ahora participan en Venecia al lado de Polanski. 

Estos días se ha evidenciado cómo, a pesar de los méritos y los vínculos de intereses que puedan existir entre los presuntos acosadores con las personas que les protegen y les han protegido siempre con premios y reconocimientos de todo tipo, siempre persiste esta ciudadanía que denuncia la violencia y los intereses de quienes la esconden. El caso de Polanski en el festival de Venecia no es el primero ni será el último, lo que sí que empieza a ser transformador es la respuesta. En relación con esto, gracias a la noticia por parte de este medio de una nominación a un catedrático de Sociología acusado de acoso, el premio no fue concedido y la respuesta social a favor de las víctimas, inmensa. Posicionamientos claros poco a poco van generando más rechazo y menos premios. 

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