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Ahora que se acercan fechas navideñas tiramos de películas para construir recuerdos y para recordar el pasado, pensando en hoy y soñando en el futuro. Lo hacemos para celebrar con personas cercanas, amistades y familia, todo aquello que nos une, con actividades que se convierten en tradiciones como esta, de la que hablamos aquí.

Hace unos días un gran amigo maestro me preguntó dónde podía ver una película para compartirla con su alumnado en clase y pensé: ¡Qué suerte tiene su alumnado! Construir recuerdos y sentimientos entre compañeras y compañeros de clase, con amistades, y con una película que es un clásico por todo lo que lleva dentro, porque contiene todo aquello que nos hace humanos: lo que nos preocupa, lo que nos hace felices, lo que nos mueve y lo que nos gusta. Ver la película “¡Qué bello es vivir!” es una tradición arraigada para muchas personas en estas fechas navideñas para disfrutarla en compañía.

En la sección NAM de este diario, y pensando en ese amigo, tiene mucho sentido hablar de esta película. Podríamos hablar de ella desde muchas perspectivas, pero, hoy, lo haremos desde la mirada de las masculinidades. En ella aparece un personaje, el protagonista, George Baily, quien desde la infancia tiene un papel vibrante por su versatilidad social, por sus intereses y por sus sueños. Además, los vínculos con su familia, especialmente con su padre, pero también con su hermano y, como no, con sus amigos, son de gran profundidad. Los efectos de su personalidad y sus actitudes se visibilizan en su valentía para afrontar retos y dificultades, mostrando grandes dosis de solidaridad ante las adversidades de otras personas desde pequeño y con un firme compromiso de alejarse del poder, la dominancia y la violencia, para ayudar a cumplir los sueños de los demás. No desvelaremos aquí cómo consigue vencer sus propias adversidades ni cómo responderán los demás cuando es él el que debe luchar por sí mismo, ante esa persistencia de la doble moral por intentar comprar las almas y las conciencias de todo el mundo.

El último detalle sobre él, importantísimo, que no se me pase por alto. Esa seguridad, fortaleza y valores éticos que atesora George, generan un inmenso atractivo hacia sus amigos, pero también hacia las chicas. Con Mary, quién se enamora de él desde la infancia, tiene una relación cercana a la ideal construida desde el deseo y los sentimientos que se perciben en sus interacciones, en sus diálogos, en sus miradas y en su camino compartido. 

Ver esta película, promueve la esperanza de la existencia de alternativas en las relaciones para los chicos. Así, se dan cuenta de que, más allá de ser dominantes u oprimidos, las NAM son hombres seguros, fuertes, valientes y buenos, que tienen mucho atractivo porque saben cuidar las relaciones y porque se posicionan ante la violencia. Conocer esta alternativa y esta posibilidad, a través del diálogo de una película como esta en la escuela, con los chicos y chicas, abre la esperanza de poder mejorar las relaciones entre personas desde las primeras edades.

 ¡Qué suerte la de ese alumnado que, ya, a estas edades, puede empezar a hablar de estos temas, con estas obras, gracias a maestros y maestras que lo hacen posible! ¡Disfruten de la película!

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Secciones: Culturas subportada

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