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El estreno de la película “Soy Nevenka” ha hecho a muchas personas recordar y/o conocer a fondo el histórico caso en el que por primera vez se condenó a un cargo político por acoso sexual. La película relata el momento en el que Nevenka Fernández se convierte en Concejala del Ayuntamiento de Ponferrada, el acoso sexual al que la somete el alcalde y miembro de su mismo partido, y la dura revictimización, difamación y IGV que sufrió ella y su entorno durante todo el proceso. 

La película pone en relieve algunos de los temas clave de la violencia de género. Por ejemplo, quedan muy claras las complicidades de diferentes personas, tanto hombres como mujeres, con el acosador y en contra de la víctima. Durante el juicio, por ejemplo, una de las compañeras del ayuntamiento que conocía el acoso que estaba sufriendo Nevenka testificó contra ella en defensa del acosador. En este sentido, durante todo el proceso, ya desde antes de que decidiera poner la denuncia, el acosador y sus cómplices no paran de difamarla, cuestionando su profesionalidad – la cual antes alababan – y lanzando calumnias contra ella.

Otro aspecto que queda claro en la película son los ataques que deciden las – pocas – personas que se atreven a apoyarla. Desde el primer momento en el que se enfrenta al acosador se ve el miedo en algunas personas de su entorno, algunas de las cuales le aconsejan que no haga nada al respecto. Las investigaciones de primer nivel sobre violencia de género ya han demostrado que ese miedo a las represalias por apoyar a víctimas de violencia de género es la principal razón por la que quienes no las apoyan deciden hacerlo. Esa Violencia de Género Aisladora queda clara en la película cuando, por ejemplo, Nevenka no quiere que sus amigas testifiquen a su favor por miedo a que una de ellas pierda el negocio, o cuando explica que tras la denuncia el ayuntamiento quita las subvenciones a su familia. A pesar de ello, a pesar de que la apoyan pocas personas, Nevenka gana el juicio y pasa de ser víctima a superviviente. La valentía de la propia Nevenka y de las personas que la apoyaron fue clave para que se convirtiera en la primera persona en España en ganar un juicio por acoso sexual por parte de un político.

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