
Un informe publicado por el sindicato Comisiones Obreras, que analiza las condiciones laborales de las personas repartidoras de empresas digitales, saca a la luz denuncias del acoso sexual grave al que están expuestas a diario las mujeres riders. A pesar de que hay más hombres que mujeres riders, se detecta que cada vez hay más mujeres ya que la situación de crisis económica a causa de la pandemia ha provocado que sea un trabajo al que optan para salir adelante frente a la necesidad. Las situaciones peligrosas las están afrontando con indefensión ya que, a pesar de denunciarlas a su empresa o a la policía, la respuesta que reciben es una falta de apoyo o directamente no se las escucha (cat324).
El informe “Repartidores y repartidoras de plataforma digital: Condiciones laborales, necesidades, demandas y perspectivas”, elaborado a partir de entrevistas realizadas a personas que trabajan en tres empresas de reparto digitales, Glovo, Deliveroo y Uber Eats, señala que son situaciones potencialmente peligrosas que no solo se dan en los domicilios de los clientes, sino también en los “puntos calientes” donde esperan para hacer entregas o incluso cuando recogen el pedido en el restaurante. Además, las mujeres denuncian al sindicato que los casos de acoso sexual se están multiplicando, incluso se llegan a naturalizar al no recibir ninguna respuesta o protección cuando lo comunican o denuncian.
Los ejemplos de acoso sexual que denuncian van desde abrirles la puerta desnudos, obligarlas a entrar para acosarlas sexualmente una vez dentro, amenazarlas con ponerles baja puntuación si no les satisfacen o, incluso, llegar a acusarlas de no entregar el pedido. En una ocasión una mujer estuvo sancionada y quedó tres días sin trabajar por tener la cuenta bloqueada.
Abogadas penalistas que han analizado estos casos señalan que hay que avisar a la empresa y que ésta debería dejar de tener a estas personas como clientes. Remarcan que todas las situaciones denunciadas están tipificadas como delito y recuerdan que un chiste no deseado es acoso sexual cuando se da en el ámbito laboral. Además, denuncian que algunas plataformas facilitan el nombre y la foto de la rider, incluso en ocasiones se ha tenido acceso al móvil personal, lo cual las pone en peligro y, por tanto, se tendría que proteger la identidad.
Ante tal vulneración de derechos, algunas mujeres están renunciando a encargos en determinados horarios o zonas urbanas por los riesgos que comporta, a pesar de que esto esté penalizado por la empresa. Esperamos que sus denuncias sirvan para que las empresas adopten políticas de tolerancia cero frente al acoso, que protejan mejor a las riders en su trabajo.
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