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El acoso en el lugar de trabajo es un fenómeno social al que se ha prestado poca atención en Portugal. El acoso laboral ha tenido y tiene graves consecuencias en las personas que lo sufren y afecta a su salud física y mental. A nivel internacional, la investigación comenzó a dar información sobre este problema en la década los 80, pero fue en la década de los 90 cuando el debate y la investigación en este ámbito se desarrollaron.

En el informe de 2016, “Sexual harassment and bullying in the workplace in Portugal”, se hace una comparativa entre la primera investigación que hubo en este país en 1989 (Amâncio e Lima, 1994) sobre  el acoso sexual a las mujeres y la misma situación 25 años más tarde. Teniendo en cuenta todos los cambios que se produjeron en la sociedad, la gran diversidad de situaciones laborales y la complejidad de las desigualdades de género, la investigación se enfocó de forma interdisciplinar, incluyendo a hombres y mujeres juntos, analizando sus realidades, sus interacciones, las relaciones de poder y su contexto organizativo. La comparación de los datos muestra que en este trascurso de tiempo hay un cambio, las mujeres identifican y reaccionan al acoso sexual en el lugar de trabajo de manera más clara y precisa. Hay una percepción más real y un posicionamiento más contundente. En 2015, el 65,8% de las mujeres identificaban las bromas y los comentarios sobre su aspecto como acoso sexual y el 84,2% percibia los comentarios de naturaleza sexual como una forma de acoso.

El informe remarca que, mientras que los agresores más frecuentes en 1989 eran los compañeros de trabajo, en 2015 eran los superiores, jefes o terceras personas relacionadas con el lugar de trabajo (clientes, proveedores, usuarios). Esta información subraya la necesidad de investigar el acoso sexual desde una concepción más amplia que incluya el contexto laboral de las víctimas en su dia a dia. 

Es evidente, que informes como éste, ayudan a trazar estrategias para superar la violencia y el acoso sexual en el lugar de trabajo.

Movimientos cómo el #MeToo o #Times Up contribuyen a empoderar a las mujeres que se ven en estas situaciones. Conocer proyectos como ASTRAPI que tienen como objetivo desarrollar estrategias de intervención, metodologías de formación, herramientas eficaces para la prevención del acoso sexual en el lugar de trabajo, pero también habilidades necesarias para abordar la denuncia y problemas derivados del posicionamiento activo, favorece la prevención de acoso sexual y bullying laboral.  

Visibilizar estas experiencias y poner a debate público estas realidades, hace que la identificación de las situaciones de acoso a nivel laboral sea más rápida y por lo tanto tenga un papel preventivo. Con investigaciones, proyectos y movimientos sociales de ésta índole, se ayuda a las empresas, directivas y gerentes a marcar políticas de prevención contra este tipo de situaciones que conllevan acoso sexual o intimidaciones en el lugar de trabajo, y ayuda a las mujeres y hombres a posicionarse delante de este tipo de violencia y denunciar. Identificar, posicionarse y transformar la realidad.

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