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Tras meses de cierre de las escuelas a causa de la pandemia del coronavirus, diversos informes desarrollados en Kenia están sacando a la luz un aumento significativo de embarazos no deseados entre adolescentes, datos que se conocen como la “pandemia en la sombra”. 

Según The Guardian, diversas fuentes empiezan a ofrecer datos sobre el incremento de embarazos no deseados, como es el Fondo de Población de las Naciones Unidas, que estima que los seis meses de confinamiento dejan 47 millones de mujeres con embarazos no deseados adicionales. Kenia es uno de los países donde las mujeres sufren una mayor vulnerabilidad frente al embarazo no deseado, al contar con una de las tasas más elevadas de África. También el Instituto Africano de Políticas de Desarrollo calcula que el número de adolescentes embarazadas entre enero y mayo ha sido de 15.000, de las cuales 12.000 han sido registradas en Nairobi. Cifras, que según personas expertas,  podrían ser superiores, ya que representan a las adolescentes que han sido atendidas en una clínica.

Se trata de un aumento ocasionado por el incremento de riesgos que ha supuesto para las niñas el cierre de las escuelas. La responsable de Plan Internacional en Kenia, muestra cómo durante todo este tiempo las adolescentes han estado privadas de las toallas higiénicas y otras medidas de higiene que les proporcionaba la escuela a todas las niñas, pero que tras la orden de confinamiento el gobierno no transfirió a los hogares. Esto ha supuesto dejar desatendida la necesidad de higiene personal de las adolescentes durante su  periodo menstrual en los seis meses de cierre. Se ha detectado que esta situación ha originado más abusos sexuales, al ofrecerse como intercambio.  

Son historias de vidas que se han llenado de tormento, conocidas gracias al trabajo de las organizaciones no gubernamentales e instituciones que están atendiendo a las adolescentes embarazadas o a sus bebés recién nacidos.  

Ahora el Ministerio de Educación ha anunciado que vuelve a reabrir en enero las escuelas. A pesar de que a principios de este año reguló en contra de la discriminación que sufren las adolescentes madres, se prevé que muchas de ellas no se reincorporen. Algunas dicen que sienten miedo a ser ridiculizadas o juzgadas por sus compañeros y compañeras o docentes pues la gente se refiere a ellas como las madres de “Bebés Covid”. 

Transformar esta realidad es posible, aunque solo si se aplican las evidencias científicas. Entre ellas está bystander intervention, uno de los mecanismos más efectivos en la reducción del acoso sexual. La idea central se sitúa en promover una cultura de apoyo social hacia las víctimas que sufren los abusos, para conseguir que la revictimización no se convierta en un obstáculo peor que el propio abuso. 

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