
Varios estudios han probado la efectividad de los mecanismos basados en bystander intervention para la prevención y reducción de la violencia de género. Habíamos visto investigaciones en el ámbito universitario que demuestran que la violencia sexual disminuye cuando la comunidad universitaria se posiciona con la víctima y actúa en contra del acoso. Con el mismo objetivo de analizar los programas basados en el bystander, es decir, en la intervención del testigo, diferentes autores y autoras del equipo de la Universidad de Kentucky y del programa Green Dot han querido dar un paso más allá y probar la eficiencia del bystander intervention también en las escuelas secundarias, en términos de reducción de la violencia sexual y las formas relacionadas con la violencia interpersonal.
Con este objetivo, el artículo RCT Testing Bystander Effectiveness to Reduce Violence [Test RCT que prueba la efectividad de los testigos para reducir la violencia] presenta un análisis RCT (Randomised Controlled Trial) de la acción que implementaron durante 5 años en 26 centros de secundaria de Kentucky. Los centros fueron escogidos al azar, actuando algunos como grupos de control y otros como grupos de intervención. Con el objetivo de recoger las formas en las que se perpetúa la violencia y la victimización de la violencia interpersonal, uno de los métodos de análisis consistió en implementar encuestas anónimas a un total de 89.707 estudiantes, durante los años 2010 a 2014.
Des del principio, profesionales formados en el Green Dot estuvieron impartiendo charlas en los centros y reclutando también a algunos de los estudiantes, como los delegados de clase, para que recibieran formación en el bystander a partir del primer año. Para examinar la interacción condición-tiempo en los resultados de la violencia, los análisis primarios recogidos en este sentido, entre 2014 y 2016 se basaron en modelos mixtos lineales y ecuaciones de estimación generalizadas. Durante el 3º y 4º año de implementación del estudio, es decir, del programa Green Dot en su totalidad, el promedio de eventos de violencia sexual evitados por la intervención fue de 120 en el 3º año y 88 en el 4º año. Las tasas de prevalencia de la violencia sexual en los centros donde se realizó la intervención, en comparación con los centros del grupo control, también bajaron en este período. Se identificaron patrones similares para la victimización por violencia sexual, el acoso sexual, la violencia en citas y la victimización.
Se demuestra, por tanto, que la implementación de los programas basados en bystander intervention, cómo es el ejemplo del Green Dot en los centros secundarios de Kentucky, redujo significativamente no solo la perpetración de violencia sexual, sino también otras formas de perpetración y victimización de la violencia interpersonal. De esta forma, la intervención y el apoyo activo de las personas que son testigos de una situación son clave también en secundaria.
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