La socialización en la primera infancia es la base de la personalidad futura. Las niñas y los niños se socializan en su entorno y aprenden de su contexto desde que nacen a través de las relaciones, diálogos, mensajes que reciben durante la vida. Cada vez es más importante también el papel que tienen como agente socializador los medios de comunicación, las redes sociales y las ciber relaciones.
En un contexto más personal, de relaciones cercanas como la familia, las amistades o los conocidos, frases como “¡Qué carita de ligoncete (cabroncete) que tienes!”; “¿Cuántas novias tienes?”; “Qué guapo eres, te las vas a llevar a todas de calle” o “¿Te has echado ya novieta?”; todas ellas referidas a niños de 10, 9 u 8 años, o incluso menores, están consideradas como normales e inofensivas y son parte de esa socialización de los niños.
De igual forma, el discurso mayoritario transmite a muchas niñas que, para gustar, deben parecerse a los modelos de chica que ofrecen los medios, las canciones de moda o las influencers, y eso las fuerza a una fuerte exposición social. En el caso de los chicos, hay un discurso también coercitivo que desde hace siglos les presiona para ser donjuanes, acumular “conquistas” o ver las relaciones como caza. Además, este discurso les hace percibir que, si no lo consiguen, es porque son unos pringaos, losers… no molan tanto. Las actitudes que acompañan a estos mensajes son las que están “enseñando a los niños a ser niños”, y las que transmiten al individuo la idea de aquello que se espera de ellos.
Numerosos estudios demuestran que este discurso coercitivo está privando a los niños y también a las niñas de la libertad para poder elegir. Poder elegir si tienen relaciones o si no las tienen, si quieren tener una relación estable o una esporádica y, lo más importante, con qué personas deciden tener estas relaciones. Se prioriza y da importancia a la cantidad y la precocidad en las relaciones afectivo-sexuales. En consecuencia, se disminuyen las opciones de que los niños y las niñas puedan elegir en libertad en base a otros argumentos, con la seguridad de hacerlo cuando y con quien realmente quieren, y llegar a tener relaciones igualitarias, respetuosas y apasionadas. Sin quererlo, les estamos privando del derecho al placer de enamorarse, o de no hacerlo.
Además, hay muchas otras referencias que vinculan el atractivo hacia el modelo de hombre que potencian estos comportamientos, llamado modelo de Masculinidad Tradicional Dominante (MTD), con la violencia de género, ya que es este tipo de masculinidades el que la ejerce.
Pero hay una forma diferente de que los chicos construyan la masculinidad. Hay una alternativa a esta MTD: Las Nuevas Masculinidades Alternativas (NAM). La buena noticia es que desde los 0 años nos podemos socializar, o no, en actitudes propias de las NAM. En este caso, este tipo de socialización contribuye a un claro posicionamiento delante de una burla hacia una compañera o compañero: el chico que siempre trata bien a los demás; el niño solidario que está pendiente de quien tiene un problema o necesita ayuda; el chico que se posiciona defendiendo a la víctima en una pelea en el patio, etc.
Profesorado, familiares, amistades y personas adultas en general tenemos la responsabilidad de visibilizar estas y muchas otras actitudes NAM en niños y jóvenes, dotarlas de atractivo, y así contribuir a transformar sus relaciones futuras, y que chicos y chicas tengan la posibilidad de elegir en libertad cómo, cuándo y con quién tener o no una relación.
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