Esta semana, la resolución presentada por Rusia al Consejo de Seguridad de la ONU no consiguió el apoyo necesario en la votación crucial que tuvo lugar el pasado viernes. Era una resolución sobre los derechos de las mujeres en las zonas de conflicto que hubiera debilitado los derechos humanos al no promoverlos y diluir los compromisos previamente acordados. Algo que es valorado como una señal alentadora, al demostrar que los miembros del Consejo de Seguridad están por la defensa de los derechos humanos de las mujeres, el personal trabajador humanitario y los constructores de la paz en todo el mundo.
Según informa The Guardian, el fracaso fue debido a la abstención de 10 países, entre los que figuran Alemania y Reino Unido, que aseguraron que mientras ocuparan la presidencia no permitirían ningún retroceso en esta agenda vital en la defensa de los derechos de las mujeres. Un posicionamiento también alentador.
La primera resolución para la seguridad de las mujeres en zonas de conflicto fue aprobaba justo el 31 de octubre del 2000, con la pretensión de reconocer el impacto único y desproporcionado de los conflictos en las mujeres y las niñas y exigir un papel igualitario en las negociaciones de paz, las operaciones y la reconstrucción, en la prevención de los conflictos y la consolidación de la paz. Fue la resolución 1325, que instó a la ONU a aumentar el número de mujeres en sus misiones de mantenimiento de la paz, a los grupos armados, a tomar medidas especiales para proteger a las mujeres y niñas de la violación y el abuso sexual, y a los gobiernos a enjuiciar a quienes cometieran estos delitos. Durante estos 20 años se han adoptado nueve resoluciones más sobre las mujeres y la seguridad, de las que al menos cinco se centran específicamente en el uso de la violación como arma de guerra.
En el vigésimo aniversario de la resolución 1325, los progresos se consideran lentos y la paridad, un sueño lejano. Tampoco es favorable que, a pesar de la elevaba violencia sexual en los conflictos, los enjuiciamientos sean muy escasos. Esto último es motivo de las actuales protestas en la República Democrática del Congo.
Según las denuncias de personas activistas, las mujeres en países en conflicto están sufriendo impactos catastróficos, agravados con la covid-19. Por ello, según advierten, cualquier ataque a esta herramienta fundamental para promover la salud y los derechos de las mujeres es peligroso.
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