image_pdfPDFimage_print
Streaming - Feminicidio.net

Ayer se celebró el seminario internacional “Entre patriarcado y capitalismo: la historia de la prostitución como doble opresión” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense. El seminario estaba organizado por Feminicidio.net y contaba, como ponente experta, con la periodista y activista feminista sueca Kajsa Ekis Ekman.

Ekman ha investigado sobre el fenómeno de la prostitución durante más dos años en diferentes países europeos. Fruto de su trabajo escribió el libro “El ser y la mercancía”, publicado por Ediciones Bellaterra. En él profundiza críticamente sobre la mercantilización sexual y reproductiva de los cuerpos de las mujeres (los llamados vientres de alquiler). Algunas de las conclusiones más importantes de su estudio fueron compartidas en este seminario internacional.

Kajsa Ekis Ekman plantea que la prostitución es el punto de intersección entre dos sistemas de opresión, el capitalismo y el patriarcado. La autora ha analizado las consecuencias graves a diferentes niveles, psico sociales y de salud, de las mujeres que son explotadas como, por ejemplo, el hecho de que las mujeres en situación de prostitución tienen cuarenta años menos de esperanza de vida,  así como las diferentes estrategias que utilizan para poder lidiar con las consecuencias de estrés post traumático al que se ven expuestas. Entre estas estrategias la autora destaca la necesidad de disociarse de su cuerpo. Este es un elemento común identificado por Ekman en los relatos de todas las mujeres en situación de prostitución.

En la prostitución, las mujeres, por múltiples razones, algunas forzadas, otras engañadas o coaccionadas, o con grandes vulnerabilidades económicas, historias previas de abusos, etc., se ven forzadas a renunciar a tener derecho sobre su cuerpo y a su propio deseo sexual. Paralelamente, en la prostitución reproductiva, las mujeres también deben renunciar al control sobre su cuerpo y sobre el feto. Los clientes de la prostitución someten a las mujeres pagando para que éstas cedan a su deseo y a sus cuerpos, a la vez que esperan que la mujer teatralice un deseo sexual; tanto es así que les molesta que les traten como clientes en los casos de que, por ejemplo, las mujeres exijan no besar, usar el preservativo o negociar la tarifa; critican incluso, en palabras textuales, si las mujeres tienen una actitud de “trabajadoras sexuales”, ya que los clientes defienden la comercialización, pero no esperan de las mujeres una actitud comercial, sino sumisión y complacencia. Ekman denuncia que ha emergido una nueva tendencia llamada “girlfriend experience” que promueve que la prostitución parezca un encuentro casual para maquillar la compra económica. En este sentido, la autora ha revisado también foros online de puteros y en estos critican, por ejemplo, si la mujer en situación de prostitución se parece a una víctima de trata, ya que quieren negar la dura realidad e imaginar incluso que ellos las complacen sexualmente.

Históricamente la prostitución no ha cambiado mucho en los últimos siglos, las mujeres en situación de prostitución son más visibles y están más expuestas, mientras que los clientes consumidores siguen ocultos, sin estar en el punto de mira, aunque en algunos países y contextos, el consumo masculino de prostitución se ha fomentado e incluso vanagloriado. La autora explica que el discurso que los puteros y proxenetas tienen sobre las mujeres en situación de prostitución ha ido cambiando a lo largo del tiempo con el fin de justificar su propio consumo y la explotación sexual de mujeres y niñas. Si en el siglo XIX veían a las mujeres en situación de prostitución como delincuentes, desviadas y seres inferiores, en el siglo XX usan la narrativa construida por algunos sectores pro-regulación, etiquetándolas de mujeres feministas y empoderadas, para justificar su comercialización.  Los compradores de sexo son de todas las clases sociales, lo que les diferencia de otros hombres que nunca han sido ni serán puteros, es la mirada que tienen hacia las mujeres.

Kajsa Ekis Ekman apoya sus argumentos en estudios y datos de investigaciones, y defiende la importancia de los estudios científicos para disponer de evidencias sobre la problemática, así como sobre las medidas y estrategias más efectivas para superarla. Cree que España se encuentra en un momento muy ventajoso para promover un modelo abolicionista por la alta movilización feminista y porque, afortunadamente, ya disponemos de muchos datos y estudios sobre el impacto de las políticas regulacionistas o abolicionistas en Europa. Por el contrario, destaca como desventaja la presencia consolidada de la industria proxeneta y pro-prostitución que deslegitima, difama y desvía el debate. No obstante, los datos datos son claros, indicando el fracaso del regulacionismo alemán y holandés. Por el contrario, la ley sueca ha sido más exitosa en la reducción de la demanda y la incidencia de la trata, un tema abordado en artículos previos de El Diario Feminista. Una de las fortalezas de la ley sueca abolicionista es que se fundamentó en 30 años de estudios previos recogidos en un documento de más de 800 páginas y que puso sobre la mesa el papel de los clientes consumidores, dejando de señalar a las mujeres. En Suecia los clientes son multados económicamente de acuerdo con su nivel de ingresos, aunque las multas son bajas. Para Ekman, lo más importante de esta ley es que ha conseguido cambiar la mentalidad de las personas. En sus inicios tuvo poco apoyo de la ciudadanía, pero ahora un 80% la apoya. Incluso algunas personalidades políticas o de grupos de poder se han visto obligados a dimitir por la presión ciudadana porque se ha destapado que habían comprado servicios de prostitución. Actualmente, los jóvenes en Suecia consideran que la prostitución es un recurso asqueroso de los hombres; así, la prostitución ya no se ve como parte integral del machismo. La estrategia sueca ha ido acompañada de otras medidas alternativas para la salida voluntaria de mujeres en situación de prostitución. Una experiencia pionera se produjo en la ciudad de Malmö, en la que se ofreció a todas las mujeres en situación de prostitución el pago de sus deudas económicas y todas ellas abandonaron la prostitución. 

Cuando en Suecia se promulgó la ley de 1999, términos como el abolicionismo no se usaban entonces. Esta ley se enmarcó en un paquete de medidas globales contra la violencia de género, contra el acoso y otras formas de violencia invisibles, abordando también la prostitución. Es una ley que parte del reconocimiento de la igualdad de género como derecho y de la premisa de que la prostitución no es compatible con la igualdad. En Suecia, tras la implantación de la ley que multa a los puteros, no han asesinado a ninguna mujer en situación de prostitución desde el año 86. En Holanda, solo en el Barrio Rojo se registraban 13 asesinatos al año. El modelo sueco fue adoptado también por Noruega al poco tiempo, al ver que el número de víctimas de trata de otros países aumentaba.

Kajsa Ekis Ekman finalizó el seminario internacional apelando a dejar de simplificar en la diferenciación entre víctimas de trata y mujeres en situación de prostitución, señalando que lo más efectivo es poner el foco en los clientes consumidores, que son quienes, al fin y al cabo, compran a cualquiera de las dos. Ante esto, el movimiento feminista tiene que unirse con un objetivo claro, sumando fuerzas desde la pluralidad de posicionamientos.

Views All Time
Views All Time
1612
Views Today
Views Today
1
Secciones: _noticias portada

Si quieres, puedes escribir tu aportación