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La tabla periódica de los elementos, ese panel de colores con letras y números que muchos de nosotros hemos visto colgado en la pared de las clases del instituto, cumple su 150 aniversario. En 1869 el químico ruso Dmitri Mendeléyev creó su primera versión, y con motivo de este aniversario Naciones Unidas declaró 2019 como el Año Internacional de la Tabla Periódica.

Y es que en ella está representado nuestro mundo, nuestra comida, el oxígeno que respiramos y ni más ni menos, que nosotros mismos. Todos los elementos químicos por ahora conocidos tienen su lugar en la tabla periódica.  

El motivo de la creación de la Tabla Periódica fue obtener una ordenación de los elementos químicos según sus propiedades. Cuando se publicó la primera versión a mano de Mendeléyev, la constituían poco más de 60 elementos (dejando huecos para elementos que aún no se conocían y que a lo largo del tiempo han sido descubiertos). En la actualidad, incluye 118 elementos ordenados horizontalmente por su número atómico (número de protones) y verticalmente por tener propiedades similares.

Una curiosidad sobre la Tabla Periódica se halla en la nomenclatura de los elementos. Por ejemplo, el elemento Helio alude a la mitología griega, recordando al dios griego del Sol. Otros hacen referencia al lugar donde vivió su descubridora. Es el caso del Polonio, nombrado así por la dos veces ganadora del premio Nobel, Marie Curie en honor a Polonia, su país natal. Posteriormente, como tributo al gran avance científico dirigido por Marie Curie y su esposo Pierre, un elemento recibió el nombre de Curio.

Otra mujer con huella propia en la Tabla Periódica es la física teórica Lise Meitner, homenajeada con el elemento meitnerio. Esta física austríaca lideró juntamente con Otto Hahn la investigación que elucidó la fisión nuclear del uranio y del torio. Curiosamente, el científico Otto Hahn fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1944 por ello, mientras que Lise Meitner pasó desapercibida. Desgraciadamente, este es considerado unos de los ejemplos más evidentes de cómo algunos de los hallazgos científicos realizados por mujeres han sido pasados por alto por el comité del Nobel.

Si nos miramos el lado positivo, podemos afirmar que la contribución de Lise Meitner y su reconocimiento perdurarán en los tiempos y darán a conocer su historia a cada nueva exploradora de la Tabla Periódica.



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