En una entrevista de hace un año se le definió como trabajadora, perfeccionista y responsable, pero Marián es mucho más. Una joven que ha superado las barreras de su condición genética para llegar a lo más alto, cumpliendo sus sueños.
Marián sabía desde pequeña cuál era su meta y dónde quería llegar y, sobretodo, qué tenía que hacer para ello: creer en sí misma y no dejar de luchar por lograr sus sueños. Que una joven con síndrome de Down cruce la pasarela de Nueva York, además de ser muy importante para Marián, se convertirá en un trampolín para que muchas otras jóvenes crean en ellas mismas. Con dedicación y esfuerzo, los sueños dejan de ser imposibles y, como señala Blanca San Segundo, el mundo se convierte en un lugar diverso e igualitario, igual que en el caso de Blanca San Segundo, otra joven que ha derribado muros.
Tal y como se recoge en LiveAction, en el caso de Marián, recibir el apoyo solidario de otras personas que no se rigen por cánones que limitan, sino por los que permiten abrir las alas a volar, y creer en una misma son dos elementos que marcan la diferencia. Un valiente “yo puedo” que cambia vidas.
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