Patricia Fernández // Evento Volando Vengo

Patricia Fernández, sufrió en su infancia una de las ocurrencias sexistas, el SAP (Síndrome de alienación parental), tanto ella como su hermano, ocurrencia rechazada por la comunidad científica internacional y que existe todavía hoy en las prácticas judiciales y psicológicas.  Una vez cumplido los 18 años pudo liberarse de su progenitor biológico, un maltratador con el que el sistema le obligó a convivir. Tras la publicación de su libro “Ya no tengo miedo” diversas personas contactaron con ella, tejiéndose así una red de apoyo entre iguales frente la desprotección judicial y social que las hijas e hijos de madres maltratadas sufrían, así nace la “Asociación Avanza sin miedo”, Patricia actualmente es su presidenta. 

¿Cuál fue la motivación principal para crear la Asociación avanza sin miedo?

La creación de la Asociación Avanza sin miedo tuvo relación con el lanzamiento del libro “Ya no tengo miedo”. Pensaba que era la única niña que había pasado por esto, por dos motivos principales, porque primero en mi vida me había dedicado a sobrevivir, y luego por otro lado en aquel entonces (2005) no habían anuncios sobre como las hijas e hijos también éramos víctimas de la violencia de género ejercida por el maltratador, veías anuncios de mujeres maltratadas, pero no existía una visibilización de las niñas y niños. A raíz de que publiqué  “Ya no tengo miedo” empezaron a ponerse en contacto conmigo muchas personas, sobre todo madres para que pudiera hablar con sus hijos pequeños, vi que era una realidad de muchas personas, en aquel entonces tenía 17 años.

Decidí abrir una red social y des del 2015 hasta el 2017 estuve hablando con muchas personas. Se desarrolló una empatía y una red, que es lo que hubiera querido encontrarme en mi tiempo, me faltó un igual que se hubiera sentado conmigo, me hubiera escuchado y dicho “mira yo he estado ahí y te entiendo mejor que nadie”. Conjunto con mi madre vimos que toda esta red era muy importante, había muchos casos, muy complejos, y que sería importante dar el paso siguiente de crear una asociación. Lo que yo quería es que se hablara de un órgano, de una asociación donde las niñas y los niños tuvieran un punto de apoyo entre todos (y no tanto de mi libro o de mí), y así creamos Avanza sin miedo, fue un proceso natural, vimos  que hay asociaciones para mujeres, para la infancia, pero aquí en España tenemos un problema muy gordo que es la violencia de género, y no se ha hecho nada para las hijas e hijos.  Como lo había vivido en primera persona, podría aportar.

Ahora queremos crecer como asociación, contamos con menores y sus madres, sobre todo entre 10 y 13 años, y también personas adultas, tanto supervivientes, como personas sensibles a este tema aunque no hayan pasado por este trauma.  Los más peques siempre nos dicen que “cuando sea mayor quiero ser como tú, ayudar a los demás” y se imaginan ayudando a otros peques cuando sean mayores, en cambio hay personas adultas que deciden también no seguir involucrándose, pasar página, olvidarlo, y también hay que respetarlo.  La asociación está abierta a cualquier persona que quiera colaborar y ser voluntaria, si tiene buen corazón y buenas intenciones, adelante.

¿Qué tiene que hacer una persona que haya sufrido para contactar con vuestra asociación?

Es muy fácil, en la página web de la Asociación hay un formulario de contacto y se pueden poner en contacto por ahí o enviándonos un correo electrónico, también está la página facebook, pero es más informal.

¿Por qué te decidiste hacer este libro “Ya No Tengo Miedo?

Yo no tengo miedo, empecé a escribirlo cuando todavía estaba en régimen de visitas, no fue una decisión que pensara mucho, si no simplemente un día que estaba en el salón empecé a escribirlo.  Cuando empecé a escribir tenía 15 años, tenía todo el proceso abierto, al principio fue tomar conciencia de lo que yo había vivido. Porque mi vida había sido saltar obstáculos, pero nunca había tenido un momento para procesar la información, por ejemplo cuando mi madre recuperó la custodia, de repente a los 10 días me tenía que volver a encontrar con él, nunca tuve un momento para parar y pensar que es lo que estaba pasando. Y al final con 15 años tuve un momento para pensar, y con 16 yo lo acabé, en pleno proceso abierto, y hasta que no terminó el proceso de no tener que ir con él no lo finalicé.

Lo de publicarlo lo hablé con mi madre, que había escrito un libro, fue muy difícil porque tenía que ordenar todo lo que había pasado,  cuando le dije que quería publicarlo fue una decisión un poco arriesgada porque me podrían denunciar. Yo me di cuenta que lo había pasado muy mal, y mi reflexión fue, mira Patricia lo que has pasado tiene que servir para algo, yo no sentía que pudiera pasar página tan fácilmente, quería darle un uso, y entonces decidí publicarlo, como de denuncia social. Pensé que a lo mejor había otras personas que habían pasado por lo mismo, formar red, y sobre todo hacer una denuncia social, porque al final el machaque que habíamos sido sometidos desde pequeños no era capaz de explicármelo, no podía entender como una persona que me había pegado, tuviera mi custodia, y que todavía a mí se me juzgase cuando yo había sido la víctima.

A veces me han preguntado, si he publicado el libro por terapia, pero siempre he dicho que no, que en todo caso la terapia fue escribirlo, pero exponerme de la manera que lo hice publicándolo, no lo fue, de hecho soy una persona muy reservada, ni mis compañeros que llevaban 10 años conmigo  lo sabían, se enteraron en ese momento lo que había sufrido, no sabían nada. No me sirvió de terapia, si no todo lo contrario, tener que revivir, no era fácil, pero al final cuando una lo cuenta muchas veces, aprendes a contarlo con una distancia, con otra madurez.

A ti se te aplicó el SAP una ocurrencia rechazada por la comunidad científica, ¿Que se puede hacer para evitarlo, y que los profesionales apliquen las evidencias científicas?

No se les exige ninguna responsabilidad a las personas que forman parte del circuito, sea el périto, el juez , psicólogo, cuando a ese niño se le envía con un maltratador y luego a ese niño le pasa algo, debería existir algún tipo de responsabilidad.

Cuando nos pasó el incidente de la amenaza dentro del coche conforme que se iba a estrellar con nosotros dentro, mi madre ya llevaba separada tres años, y ya se había dado una intervención judicial, al final no pasó, pero esa oportunidad jamás hubiera existido si a nosotros nos hubieran protegido. La protección hacia las mujeres está mucho más avanzada, aunque con fallos, que la protección hacia los niños, es una realidad.

Al final el SAP es una de las consecuencias, es partir de la base que  la madre es mala y está manipulando a los niños, y el padre no puede ser que haya  hecho lo que los niños dicen. En nuestro caso se nos aplicó un peritaje, que habría que cuestionar también el sistema del peritaje a un niño de 8 años en un juzgado, se ven cosas que tan pequeños no se deberían de ver, y a mí ya me declararon culpable antes de entrar a explicar lo que había hecho lo que llamo “progenitor biológico”, lo que este señor nos había hecho pasar en casa.

¿Como abolir el SAP en la sociedad?  ¿El médico que te cura el estómago no es el mismo que te cura el cerebro? No, porque si fuera el mismo no te haría bien ni una cosa ni la otra, los profesionales que están tratando a niños que están inmersos en una situación de violencia de género en sus casas, deberían estar plenamente formados para ser capaces de detectar estas monstruosidades y ser capaces de ver que no existe, yo no tengo carrera psicológica, lo más peligroso es que al SAP no se le llama así ahora, si no utilizan otros sinónimos como alienación familiar. Las y los profesionales deberían estar formados en perspectiva de género y en lo que avala la ciencia.

Por otro lado, en España actuamos al revés, se parte de que el el niño está mintiendo, lo más triste es que muchas veces, el juzgado reconoce que el niño estaba diciendo la verdad, cuando ha sido asesinado, y entonces sí dicen que el niño estaba diciendo la verdad, no estaba manipulado, pero ya llegamos tarde.  

Con los niños la duda sobre si dicen la verdad es sistemática, miente porque la madre es mala. La formación de los profesionales es clave para luchar contra el SAP, que se les reconozca a los niños que son sujetos de derecho, es decir,  si a un adulto no le ponemos en duda su testimonio ¿por qué sí a un menor?, lo que sucede con el SAP es que ya te están diciendo que estás mintiendo antes de escucharte. Y luego darnos cuenta que cuando estamos hablando que el progenitor es un maltratador, no es un maltratador selectivo,  quiero decir, no es un maltratador para la madre y no para los niños, igual que un asesino en la calle no es un asesino para ti o para mí no, es para todos, si es un maltratador y a la mujer se le está protegiendo, que se les proteja igual a los niños.

Por otro lado, si un profesional está aplicando el SAP, y se ve que esta desestimado por toda la comunidad científica y jurídica, se deben emprender acciones legales contra ese profesional, esa persona no tiene ninguna garantía, y estamos permitiendo que esté jugando con la vida de un menor, y dejamos la vida de un niño en las manos de una persona totalmente peligrosa. No es justo en el caso de los jueces que permiten esto, se vayan a su casa  a dormir, mientras han dejado al niño en manos de un maltratador.

No se dan cuenta, que nos perjudican mucho, por ejemplo si a te pilla un coche, te genera un trauma, pero en el caso de la violencia de género, después de pasar el período de vivir con esa persona que ya ha sido un trauma, y te obligan a cada fin de semana irte con él, es como si el coche te pillara cada fin de semana, te intentas adaptar, pero la recuperación es más difícil.

A mi me da mucha lástima cuando viene un niño o una niña y me dicen que ganas de cumplir los 18 años para dejar de verle, lo que te está diciendo el niño es que toda su etapa, que va a ser su infancia, su adolescencia, etc., que la quiere saltar por completo simplemente para poder empezar a vivir, es lo que decía yo, qué ganas de tener 18 años y poder decidir lo que yo quiero y librarme de esta persona.

Por eso es un daño psicológico que también es maltrato institucional, está el maltrato que ha hecho esta persona y luego el institucional, como la víctima es puesta en duda, culpabilizada, y encima cuando eres niño no tienes ni idea que va a pasar contigo. Yo recuerdo que nosotros éramos como paquetes, pues hoy hay un punto de encuentro, mañana os vais con él…. Bueno bueno, y ¿a mi quien me escucha? yo no quiero ir al punto de encuentro y no me quiero ir con él, y  quiero estar con mi madre, en el caso de mi madre podría discernir, en mi caso, mi experiencia era: a mi me habían soltado al mundo y me había encontrado con esta situación en casa, cuando mi madre pidió ayuda, la ayuda fue que nos entregaban al maltratador.

A parte, he tenido que escuchar cada barbaridad también, como por ejemplo cuando se dice si tu padre es maltratador, si eres chica seguro serás una futura mujer maltratada y si eres chico serás maltratador, y es decir:  ¡Oye mira no! ni mi hermano es un maltratador ni yo soy un perfil de mujer que va a ser maltratada. Este mensaje a los niños y a las niñas no se les debería de dar.

Ha salido un nuevo decreto donde se pone al servicio una atención psicológica tanto a las madres como a los niños, y nos han llovido comentarios en nuestra web diciendo que no digamos solo a las madres, que también están los padres. Y claro que es una cosa que volvemos a lo mismo, esto no es una lucha contra los padres, los padres son una cosa, y los maltratadores son otra, porque hay padres maravillosos, yo tengo un abuelo que es maravilloso, la lucha es contra aquel que no ve a un hijo sino ve a una víctima, y no ve a su mujer, si no a una víctima, y es un maltratador porque es un maltratador, y esta es la diferencia, entre un padre y un maltratador.

Y tratar con niños hay que tener una sensibilidad muy especial, cuando iba a un  psicólogo iban a machete, era como te llamas, y porque crees que has venido aquí, y eso era como un jarro de agua fría, yo me quedaba un poco en shock. Cuando hablo ahora con niños, prefiero si se necesita diez días hablar de otras cosas y cuando por tu propia cuenta decidas comentarme cómo estás lo hago, no se me ocurre coger el teléfono y decirle de buenas a primera, ¿bueno qué te pasa? ¿Que te hace tu padre? porque igual no le gusta ni que le llamen padre.  Eso es lo que me pasa a mí, es una sensibilidad de los profesionales que tiene que haber ahí dentro, los peritajes que ahí pasé fueron bestiales, o sea la périto estaba de parte de él. A mi madre se la puso en duda desde el minuto 1.

Como último resaltar una de las incoherencias,  en mi caso el mismo juez que afirmó que mi progenitor biológico era un peligro para mi madre, reconociendo que era un maltratador, decretó una orden de alejamiento hacia mi madre, en cambio dijo que tenía que seguir viendo a sus hijos. A mi me parece una incoherencia bestial, si era peligroso para mi madre, también lo era para nosotros.

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