La violencia contra las mujeres es un problema de salud pública global que afecta a millones de mujeres en todo el mundo que perpetúa la desigualdad, la pobreza y el sufrimiento. La publicación de Frontiers Public Health Approaches to Ending Violence Against Women: Global Campaings, Policy, and Community Action analiza cómo las campañas globales, las políticas y la acción comunitaria pueden coordinarse para combatir esta crisis.
Sabemos por las investigaciones que la violencia de género no sólo es una violación de los derechos humanos, sino que también puede tener profundas repercusiones en la salud física y mental de las mujeres. La OMS estima que 1 de cada 3 mujeres ha experimentado violencia física o sexual en algún momento de su vida.
Las campañas globales han demostrado ser herramientas efectivas para aumentar la conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas. Iniciativas como 16 de Activismo contra la Violencia de Género y el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género, buscan movilizar a las comunidades y fomentar un diálogo transformador sobre la erradicación de la violencia contra las mujeres y niñas. Así pues, estas campañas no sólo buscan visibilizar el problema, sino también impulsar cambios legislativos y promover un mayor involucramiento por parte de la sociedad civil. Del mismo modo, las políticas públicas son esenciales para establecer un marco legal que proteja a las mujeres y castigue a los agresores, aunque su implementación de políticas efectivas puede ser un desafío. Es esencial que no sólo se queden en una declaración de intenciones sobre el papel, sino que se acompañen de los recursos y la formación necesaria para los profesionales de la salud, la justicia y la seguridad. En este sentido, la colaboración entre distintos sectores, incluyendo el gobierno, las ONG y las comunidades, es crucial.
La publicación de Frontiers concluye la necesidad de hacer frente a la violencia contra las mujeres y las niñas a través de un enfoque multidimensional. La combinación de campañas globales, políticas efectivas y acción comunitaria puede contribuir a crear entornos seguros para las mujeres. Es muy importante que se mantenga el impulso y que se incluyan las voces de las supervivientes en este proceso y en definitiva aunar esfuerzos para construir un futuro más justo e igualitario para todas las mujeres.
