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La violencia de pareja intima (IPV, por sus siglas en inglés) es un problema de salud y derechos humanos que afecta de manera desproporcionada a mujeres de origen latinoamericano en Estados Unidos. En algunos casos, estas mujeres enfrentan barreras socioculturales, institucionales y estructurales que dificultan el acceso a servicios de apoyo adecuados, exacerbando los efectos negativos de la IPV en su salud mental, estabilidad financiera y en su capacidad para ejercer su rol de crianza.

En este contexto, el estudio Feasibility Evaluation of a Parenting Group for Latina Survivors of Intimate Partner Violence, publicado en la revista científica “Violence Against Women” evalúa la viabilidad de un programa de apoyo a la crianza con enfoque comunitario, desarrollado específicamente para madres de origen latinoamericano que han sobrevivido a la IPV. El programa de crianza se implementó por primera vez en 2019, facilitando sesiones para tres cohortes de madres latinas. Se recopilaron datos administrativos del programa y se realizaron grupos focales y entrevistas con participantes y facilitadores durante ese mismo año. 

Los principales hallazgos del estudio destacan el impacto positivo del programa en varios aspectos de la vida de las participantes, especialmente en la mejora de sus redes de apoyo, bienestar emocional y en su rol de crianza. Las participantes aumentaron su confianza y habilidades para educar a sus hijos e hijas, mejorando la comunicación y reduciendo prácticas disciplinarias negativas, lo que fortaleció sus vínculos con ellos y ellas y les dio mayor seguridad en su rol de madres. Además, el programa facilitó la creación de amistades significativas entre las madres, lo que ayudó a reducir su aislamiento y a brindarles un sistema de apoyo emocional, con redes que perduraron más allá del programa y sirvieron como un recurso valioso para su proceso de recuperación. En términos de bienestar emocional, las mujeres experimentaron una mejora en su autoestima y en su capacidad para establecer límites saludables, lo cual les permitió cuidar mejor de sí mismas y ser madres más afectuosas y presentes para sus hijos y/o hijas. 

El estudio concluye que el programa de crianza dirigido a madres de origen latinoamericano sobrevivientes de IPV es factible y tiene un impacto positivo. No obstante, se señala que sería beneficioso mejorar ciertos aspectos, como la inclusión de temas adicionales relevantes para las participantes y la flexibilidad en los métodos de entrega. La investigación resalta la necesidad de desarrollar programas de apoyo que aborden tanto el trauma relacionado con la IPV como la conexión cultural de las madres, garantizando que las intervenciones sean realmente efectivas y pertinentes para sus realidades.

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