Según un informe de ONU Mujeres y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), ninguno de los 114 países estudiados ha alcanzado la paridad de género completa. El estudio revela que menos del uno por ciento de las mujeres y las niñas de todo el mundo viven en un país con un fuerte empoderamiento femenino y una brecha de género mínima en áreas cruciales como la sanidad y la educación. Por el contrario, más del 90% de la población femenina mundial, aproximadamente 3.100 millones de mujeres y niñas, residen en países que se enfrentan a importantes déficits de empoderamiento de la mujer y a grandes brechas de género.
Para arrojar luz sobre los complejos retos a los que se enfrentan las mujeres en todo el mundo y ofrecer orientación para intervenciones específicas y reformas políticas, el informe introduce dos nuevos índices: el Índice de Empoderamiento de la Mujer (IEM) y el Índice de Paridad de Género Global (IPGG). El IEM mide el poder y la libertad de las mujeres para tomar decisiones y aprovechar las oportunidades en cinco dimensiones: salud, educación, inclusión, toma de decisiones y violencia contra las mujeres. Por término medio, las mujeres sólo alcanzan el 60 por ciento de su pleno potencial medido por el WEI. En comparación, alcanzan un 28% menos que los hombres en las dimensiones clave del desarrollo humano, medidas por el IPGM.
Estos déficits y disparidades de capacitación no sólo dificultan el bienestar y el avance de las mujeres, sino que también impiden el progreso humano general. A pesar del firme compromiso con la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los nuevos índices revelan que el pleno potencial de las mujeres sigue sin materializarse y que persisten grandes brechas de género que obstaculizan el progreso hacia la consecución de estos objetivos.
El informe subraya la necesidad de adoptar medidas políticas integrales en ámbitos como la salud, la educación, la conciliación de la vida laboral y familiar, el apoyo a las familias y la violencia contra las mujeres, para acelerar los esfuerzos hacia un mundo más equitativo e inclusivo. Para lograr un cambio real para personas reales, se necesitan esfuerzos sostenidos para cumplir la promesa de la igualdad de género y garantizar la plena realización de los derechos humanos de las mujeres y las niñas.
