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El pasado mes de mayo, la ciudad de Goma, al este de la República Democrática del Congo (RDC), quedó afectada por la erupción del cercano volcán del Monte Nyiragongo. Resultó una situación trágica al sorprender a la población de noche y ver la amenaza de la lava acercarse rápidamente a sus hogares. Esta situación de pánico provocó una huida en la que muchos niños y niñas se separaron de sus familias. Dos meses más tarde, el trabajo solidario de organizaciones, como la que dirige Sarah Ntwambé en Goma, en coordinación con UNICEF, ha conseguido reunir de nuevo con sus familias a 1605 de los 1749 niños y niñas perdidos. Según UNICEF, unos 144 menores aún están separados de sus padres viviendo en familias que los han acogido solidariamente o en centros de tránsito.

En Goma es conocido el trabajo de Sarah Ntwambé en Change Your World [Cambia tu mundo], la organización dedicada a la protección de la infancia que coordina, que atiende a niños y niñas que viven en la calle en su ciudad natal. Esto hizo que muchas amistades y familias fueran en busca de su ayuda tras haber perdido a sus hijos e hijas, un trabajo que no dudó en organizar para conseguir reunificarlos. Sarah comparte con la BBC que es un trabajo que lleva a cabo con mucho sentido desde que su familia sufrió un cambio de suerte y tuvo que adaptarse a vivir en la miseria.  

Ahora, comprometida con las familias que afrontan nuevas dificultades en los campos provisionales, ayuda ante la incerteza del futuro después de que el Primer Ministro de la RDC anunciara la imposibilidad de volver a los hogares destruidos por la lava.  Pero el trabajo en red de ayuda comunitaria generado en otras situaciones de emergencia está contribuyendo a que la comunidad se sienta apoyada para salir adelante, a pesar de encontrase en una situación preocupante. Sarah no duda en asegurar a las familias que las cosas volverán a la normalidad y podrán pasar página. 

Según la ONU, esta situación afecta a más de 17 pueblos y al menos a mil hogares que fueron destruidos durante la erupción, en la que 32 personas murieron. A pesar de que estas familias se enfrentan a la falta de medios para  subsistir al no poder labrar de nuevo sus tierras, se empiezan a plantear posibles soluciones como encontrar algún tipo de financiación de apoyo para empezar con la creación de pequeños negocios.

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