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ada vez más se apunta a una tendencia al alza del consumo de alcohol por parte de las mujeres jóvenes. Lo que anteriormente era una proporción de 3-1 para los hábitos de consumo de riesgo en hombres frente a mujeres está más cerca de 1 a 1 a nivel mundial, según datos de 2016.

Los datos más recientes de Estados Unidos (2019) apuntan que las mujeres en la adolescencia y principios de los 20 informan beber y emborracharse a tasas más altas que sus pares masculinos. Lo que preocupa al mismo tiempo es la salud mental y las afectaciones para las mujeres jóvenes ya que según las evidencias, las mujeres sufren las consecuencias para la salud del consumo de alcohol (enfermedades del hígado, enfermedades del corazón y cáncer) más rápidamente que los hombres e incluso con niveles más bajos de consumo.

Algunos estudios apuntan al hecho de que sean las mujeres las que sufren mayormente acoso, abuso sexual o violencia de género desde las primeras edades, por lo que el consumo de alcohol podría ser a consecuencia de dichos abusos, lo que explicaría la dependencia de las mujeres al consumo. Además, en este medio de comunicación ya se han publicado evidencias sobre los efectos perversos del discurso coercitivo sobre las y los adolescentes, empujándoles a hacer cosas que no quieren hacer, uno de los factores del discurso coercitivo se visualiza en el consumo de drogas o alcohol, como prueba  de ser “más guai” que las y los otros. Transformar y acabar con el discurso coercitivo puede proteger a muchas chicas de caer en relaciones abusivas personal o materialmente.

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