Esta semana ha estado marcada por las marchas y manifestaciones de las mujeres australianas. Como han reportado la agencia de noticias Reuters y la BBC, decenas de miles de mujeres se concentraron el pasado lunes ante el Parlamento australiano y en todo el país pidiendo igualdad de género y justicia para las víctimas de agresiones sexuales.
Estas manifestaciones son un clamor colectivo de “enough is enough” es decir, ya es suficiente impunidad frente a la oleada de denuncias de abusos sexuales, discriminación y mala conducta en algunos de los más altos cargos políticos de Australia, sin olvidar además a todas las mujeres asesinadas en el país por violencia machista desde 2008, cuyos nombres fueron recordados en las marchas de Melbourne.
Las manifestantes que se reunieron frente a la Casa del Parlamento en Canberra entregaron dos peticiones exigiendo el cambio y se negaron a aceptar la invitación del primer ministro Scott Morrison a reunirse a puerta cerrada. “Hemos venido a su jardín delantero”, dijo a Reuters Janine Hendry, una de las organizadoras. “Estamos a 200 metros de su despacho y no es apropiado que nos reunamos a puerta cerrada, especialmente cuando estamos hablando de agresiones sexuales que sí ocurren a puerta cerrada”.
La ciudadanía exige respuestas más contundentes en favor de las víctimas y se acusa al gobierno de no posicionarse en favor de quienes han sufrido acoso entre personas de su propio equipo, además de contestar a los casos de actualidad con argumentos que revictimizan a las mujeres.
Entre los escándalos que se han dado a conocer recientemente figura una acusación de violación contra el fiscal general Christian Porter, que ha negado rotundamente la supuesta agresión de 1988 y ha presentado una denuncia por difamación contra la Australian Broadcasting Corp por sacar a la luz el hecho.
Por otra parte, también ha sido acusado por varias mujeres de violación o agresión sexual un antiguo asesor político del Partido Liberal de Morrison cuyo nombre no se ha dado a conocer su nombre ni ha comentado públicamente las acusaciones.
Son muchas las denuncias que se comienzan a hacer visibles y la sociedad australiana está exigiendo a sus líderes acciones concretas y firmes para asegurar la equidad, la igualdad de derechos y una sociedad libre de violencia contra las mujeres, al tiempo que exigen que la cultura del silencio que se ha mantenido en las esferas políticas se rompa. Las miles de manifestantes exigen que el parlamento australiano sea sinónimo de derechos y libertad para las mujeres, porque “enough is enough”.
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