Leydy Pech. Premio Goldman 2020

La apicultora indígena maya Leydy Pech encabezó la coalición Sin Transgénicos que exitosamente detuvo la siembra de soya genéticamente modificada por Monsanto en el sur de México. Este gran logro fue posible tras años de lucha colectiva, solidaridad y rigurosidad. 

La coalición liderada por la galardonada la componen las mujeres miembros de la cooperativa de agricultura orgánica y agroforestería Koolel-Kab/Muuchkambal, exclusivamente de mujeres mayas, en la que Leydy Pech participa, en conjunto con otras personas dedicadas a la apicultura, varias ONG y ambientalistas, quienes juntos dieron la batalla para mantener los cultivos modificados genéticamente y sus efectos negativos fuera de sus territorios. 

Este premio permite visibilizar la lucha de los pueblos indígenas y, en este caso, especialmente de las mujeres que viven del trabajo de la tierra. Estas mujeres vieron el efecto dañino que causaban los cultivos transgénicos y decidieron solicitar a diversas entidades evidencias del daño que se estaba produciendo. Es así como consiguieron que la Universidad Autónoma de México y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo trazaran los impactos del glifosato, encontrando rastros del herbicida en el suministro del agua en Hopelchén y en la orina de los habitantes del pueblo. Estas evidencias les permitieron luchar para preservar las condiciones naturales necesarias para el desarrollo de la apicultura que ellas realizan, pero también para asegurar la sostenibilidad y la calidad de vida de las comunidades. 

Paralelamente al estudio medioambiental, la batalla se centró en evidenciar que las concesiones que se habían hecho a la empresa Monsanto para los cultivos en siete estados violaban también la constitución mexicana y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que exige procesos de consultas a los pueblos originarios locales.

En la página de los Premios Goldman es posible encontrar la cronología del proceso que comienza en 2010, con las primeras plantaciones que realiza Monsanto, hasta 2017, cuando la “Corte Suprema de México dictaminó que el gobierno violó los derechos constitucionales de los mayas y suspendió la siembra de soya genéticamente modificada. Debido al empeño de Pech y su coalición, en septiembre del 2017 el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria revocó el permiso que tenía Monsanto para cultivar soya genéticamente modificada en siete estados.”

Además de los detalles de la lucha, se destaca el orgullo que siente Leydy de ser maya, trabajar con otras mujeres y poder defender el estilo de vida y la base del sustento de las 25,000 familias—especialmente dentro de las comunidades mayas—que dependen de la producción de miel como su medio de vida.

Para cerrar el artículo en la que se le dedica en la página oficial del premio, hacen hincapié en el impacto social de su lucha: “La lucha histórica de Pech y la coalición establece precedentes en México, y es ya un modelo para otros movimientos de lucha indígena por la protección de sus derechos y la defensa y manejo de la tierra. Llevando a cabo una lucha de la vida, Pech reunió a un grupo diverso de activistas y partes interesadas y organizó a miles de personas mediante la promoción, asambleas y peticiones. Una humilde pero fuerte guardiana de la tierra y las tradiciones mayas, Pech sufrió una discriminación frecuente y fue ampliamente subestimada: al verla en persona después de su victoria en los tribunales, un abogado de Monsanto comentó que no podía creer que esta pequeña mujer les hubiera derrotado.” 

 

Estas luchas colectivas transforman la vida de quienes se involucran en ellas y tienen un impacto social para el resto de la sociedad. Transforman la realidad que, de otra manera, habría reproducido un modelo que deja afuera a las pequeñas agrupaciones agrícolas y el cultivo tradicional cambiándolo por un modelo de explotación de la tierra y las personas, por uno en el que la colectividad y la tradición de cuidar los recursos naturales ha prevalecido. 

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