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Suecia cambió la definición de violación en el año 2018 con la clara intención de obtener más justicia para las víctimas y así lo está consiguiendo. De las 170 condenas en 2017, han pasado a 333 en 2019, lo que representa un 75% de aumento. 

Estos números siguen siendo la punta del iceberg ssegún especialistas, pero al mismo tiempo afirman que es un avance en la concepción que las personas tienen de lo que es una violación y comienza a crearse una nueva seguridad en las víctimas quienes, bajo la antigua definición que incluía el uso de violencia, no llegaban a tener del todo claro si lo que les había sucedido era o no violación. 

La ley además introdujo dos nuevos delitos, la violación por negligencia y el abuso sexual por negligencia, que tienen en común que se condena el delito de tener relaciones sexuales sin consentimiento aunque no hubiese sido la intención del agresor: “Si una persona quiere participar en actividades sexuales con alguien que permanece sin actividad o da señales ambiguas, tendrá que averiguar si la otra persona está dispuesta”, dice la ley. A la fecha, ha habido 12 condenas por estos delitos. 

Estas condenas tienen en consideración las evidencias científicas de que hasta en un 70% de los casos las víctimas sufren miedo paralizante que les impide defenderse activamente durante el ataque, lo que hasta ahora era cuestionado por policías y judicatura, quienes podían llegar a considerar como consentimiento el hecho que las mujeres no lucharan para defenderse. Este cuestionamiento hace que las víctimas se sientan culpables y las revictimiza. 

Aunque aún queda mucho por hacer, las autoridades suecas apelan a que este cambio de ley sea transferido a nivel europeo. Hasta ahora, Alemania, Bélgica, Canadá, Chipre, Grecia, Irlanda, Islandia y Luxemburgo ya definen la violación como sexo sin consentimiento, mientras que Dinamarca, España, Finlandia y Portugal han prometido reformas similares.

Amnistía Internacional también exige a los países que cambien sus leyes para lograr más justicia para las víctimas al tiempo que se evidencia la importancia del consentimiento. 

“Esto muestra la urgente necesidad de que otros países sigan el ejemplo”, En palabras de Katarina Bergehed, asesora principal de políticas sobre los derechos de la mujer de Amnistía Internacional en Suecia: “La actividad sexual debe ser consensuada. Cualquier otra cosa es una violación”.

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