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Las mujeres que viven en las calles de Barcelona sufren una doble vulnerabilidad. Por un lado, están sin hogar y, por otro, expuestas a una violencia física, sexual y emocional por ser mujeres.  La mitad de ellas ha sufrido agresiones físicas, y un tercio, violencia sexual.

Además, según informa Europa Press, un 17% de ellas llegaron a esta situación como consecuencia directa de haber sufrido violencia machista, y más de un tercio por perder su hogar a causa de la separación de su pareja, según una encuesta realizada a las personas que atiende el Centro de Acogida Assís, de esta ciudad. Un estudio similar, llevado a cabo por la Xarxa d’Atenció a Persones Sense Llar de Barcelona – XAPSLL (Red de Atención a Personas Sin Hogar de Barcelona), pone de manifiesto que el 66% de las mujeres sin hogar atendidas ha sufrido situaciones de violencia física y emocional.

Estos datos son reflejo de una situación sufrida a nivel nacional. Según la Estrategia Nacional Integral para Personas sin Hogar 2015-2020, hay una tendencia a más agresiones y delitos contra estas mujeres, y especialmente las agresiones sexuales, que se han duplicado, pasando de un 12,8 a un 24,2%. Asimismo, este informe refleja el aumento del sinhogarismo femenino, y, especialmente joven, nuevas víctimas también de la aporofobia y los delitos de odio contra las personas sin hogar, que crecen también, según fuentes del Ministerio del Interior.

Visibilizar a estas mujeres y reclamar un aumento de los recursos que existen para poder atenderlas es una de las tareas de ASSÍS, que está desarrollando el proyecto “Dones amb Llar”, ampliando su oferta de plazas residenciales para poder ofrecer alojamiento y atención integral centrada en las mujeres en situación de calle.  Una iniciativa que se enmarca en la necesidad de incluir la perspectiva de género en las políticas públicas en materia de sinhogarismo para visibilizar y dar respuesta a las necesidades ocultas de las mujeres en situación de calle (último Informe del Observatorio Hatento, de la Fundación RAIS).

Según apunta este informe, el relato de la vida cotidiana de estas mujeres está repleto de violencia, agresiones y discriminaciones por el hecho de ser mujer, y que se agrava de sobremanera por su situación de vulnerabilidad y sinhogarismo.

Ante la vulneración de los derechos humanos, la invisibilidad, la falta de apoyos y de políticas específicas, no podemos ser indiferentes. Porque están en las calles de nuestras ciudades y paseamos a su lado, muchas veces sin mirar y se hace necesario dar a conocer esta realidad para poder verla y combatirla.

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