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La capital de Afganistán, Kabul, después de años de represión hacia las mujeres por parte del régimen talibán abre algunos espacios libres de acoso y violencia hacia las mujeres. Ante un clima de conflicto en las calles, los cafés son santuarios para mujeres en una cultura islámica que aún dicta cómo deben vestirse, comportarse en público e interactuar con los hombres. Esas tradiciones perduran 18 años después del derrocamiento de los talibanes, quienes prohibieron, entre otras cosas, la educación de las niñas.

El Independent expone que cada vez más se están creando espacios en los cafés en los que conviven y dialogan hombres y mujeres con total libertad e incluso aprovechan estos espacios para compartir, debatir y aprender cosas que fuera de ellos aún están prohibidas para las mujeres. Según el periódico, las mujeres afirman tener conversaciones de paz sobre Doha, Qatar o entre los Estados Unidos y los talibanes. Muchas mujeres temen que sus derechos sean negociados bajo la presión de la delegación fundamentalista de hombres, talibanes, siendo los cafés el único espacio donde tienen voz en plena igualdad con los hombres. .

En 2014 los talibanes lanzaron una serie de ataques contra cafés y restaurantes en Kabul, incluido un atentado suicida con bombas y disparos que mataron a 21 clientes en la popular cafetería Taverne du Liban donde compartían espacio hombres y mujeres afganos e incluso personas occidentales. Durante los dos años siguientes gran parte de la vida social occidentalizada en Kabul se mudó a hogares privados. Pero en 2016 comenzaron a abrirse nuevas cafeterías que atienden a mujeres y hombres jóvenes que desean avanzar hacia el diálogo, la convivencia y la libertad de la sociedad.

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