Desde hace tiempo se ha estudiado que las stem cells o células madres tienen dos beneficios básicos. Primero, tienen la capacidad de transformarse en cualquier otra célula más específica, según la necesidad. Segundo, pueden auto-regenerarse continuamente, lo que implica que, con ayuda de investigación en este campo, nos podríamos recuperar de daños hasta ahora irreversibles. 

Lo que sabíamos es que las células madre se podrían obtener del cordón umbilical, de la médula ósea y de la sangre, pero nuevas investigaciones han determinado que también se pueden extraer de los dientes.

Según el estudio Regenerative Applications Using Tooth Derived Stem Cells in Other Than Tooth Regeneration: A Literature Review [Aplicaciones regenerativas usando células madre derivadas de dientes en una regeneración diferente a la de los dientes: una revisión de la literatura], además de regenerar huesos y células neurales, las stem cells también podrían  tener un papel fundamental en la regeneración  del hígado, tratar la diabetes y reproducir el tejido ocular, entre otros.

Por ejemplo, en la reproducción de la cornea, aunque no se haya explorado aun en pacientes humanos, su eficacia ha sido demostrada mediante un trasplante de una lámina de DPSC o células madre de pulpa dental que se encuentran en los terceros molares. Tres meses después se observó la formación de un epitelio corneal uniforme y saludable. En otro estudio se demostró que las DPSC trasplantadas por vía intravítrea ayudan en la regeneración dentro de la retina después de una lesión por choque del nervio óptico. 

Muchos avances en medicina regenerativa están por venir y la ingeniería de tejidos que utiliza las células madre abrirá nuevos caminos para que nuestra salud vuelva a seguir sus funciones normales y brindarnos una calidad de vida superior.

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