Durante los últimos años seguro que todas hemos oído alguna vez que ciertos tipos de bacterias son beneficiosas, y es que la relación directa del concepto bacteria con algo dañino para nuestra salud está cada vez más obsoleta. Aunque ahora ya sabemos que las bacterias juegan un papel imprescindible en el sistema digestivo, inmune y en nuestro bienestar global, aún nos queda mucho camino a recorrer para conocer mejor esta forma de vida microscópica.
Justamente en ello trabaja el grupo de investigación liderado por la Prof. Emily Balskus de la Universidad de Harvard. Desde hace décadas se conoce que la estreptozotocina (compuesto sintetizado por bacterias) es importante no solo por su actividad antibiótica, sino también por su efectividad en el tratamiento del cáncer de páncreas. Pero, ¿cómo es sintetizado este compuesto? ¿Qué debe hacer la bacteria para producir este compuesto tan interesante en el tratamiento del cáncer?
Pueden parecer preguntas fáciles de responder, pero la verdad es que ha llevado años de investigación conocer la ruta de síntesis de la estreptozotocina. La Prof. Emily Balskus y su equipo han logrado sacar a la luz esta ruta, publicando los detalles del estudio en la revista Nature. En ello se detallan todos los genes involucrados en la síntesis, al igual que los enzimas necesarios para la construcción de la estructura química del compuesto, lo que convierte la estreptozotocina en un activo anticanceroso es una parte de su estructura, llamada nitrosamina. Entender la formación de esta estructura ha sido el eje principal del trabajo, elucidando una nueva ruta hasta ahora nunca descrita.
Una de las partes más impactantes de los resultados es la actividad que realizan los enzimas (aceleradores de las reacciones bioquímicas) en la síntesis del grupo nitrosamina. Este grupo del activo anticanceroso es producido por una enzima de manera muy diferente a todas las otras rutas conocidas para producir la misma estructura. Así es en biología que, aunque el resultado pueda ser el mismo, el camino para llegar a él no siempre lo es.
Esta aportación científica ayuda a entender la síntesis de compuestos de alta importancia en terapias para el cáncer, como la estreptozotocina, y la minería genética que hay detrás. Con la ayuda de las bacterias, se facilita el descubrimiento de productos naturales basados en activos anticancerosos.
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