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Sobre las 9:30 de la mañana alcanzaba el puerto de Valencia el Aquarius, la embarcación perteneciente a la ONG SOS Mediterranée, con 229 de las 630 personas que hace unos días rescataba en Libia. El resto de personas se encuentran repartidas entre los buques Orione, perteneciente a la Marina italiana y el Dattilo de la Guardia Costera.

Imagen de Twitter de SOS Mediterranéa

Les esperaba un dispositivo de acogida formado por más de 2.300 personas pertenecientes a organizaciones y efectivos de las tres Administraciones. Representantes del Gobierno estatal y autonómico; el Ayuntamiento de la ciudad y diferentes ONG, han estado trabajando estos días en el diseño de un protocolo de actuación para la mejor acogida posible, a través de la creación del CECOPI (Centro de Coordinación Operativo Integrado), con el fin de establecer un puesto de mando integrado y evitar solapamientos innecesarios en la cadena de decisiones.

En esta línea, Jorge Suárez, subdirector general de Emergencia de la Generalitat, informaba, según Europa Press, que se han movilizado efectivos de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuestas a las Emergencias y que la gestión del apoyo logístico y los materiales que se necesiten al efecto se llevará a cabo a través del Puesto de Mando Avanzado con la colaboración de la autoridad portuaria y Marina Valencia que proporcionará el avituallamiento para el personal. Así mismo, habrá profesionales de la Conselleria de Sanidad, especialistas de sanidad exterior, cuerpos de seguridad y funcionarios de la Generalitat, la Policía Nacional y la Guardia Civil, traductores que ayudarán con los trámites e intérpretes para el acompañamiento, personal de las Consellerias de Políticas Inclusivas y Transparencia, Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras o ACNUR, entre otros, cuya labor será poner a disposición de las autoridades españolas un equipo multidisciplinar formado por abogados, expertos en protección, servicios comunitarios y mediación.

Mas allá de la estructura que se ha generado desde la administración y autoridades pertinentes, entre la población civil movida por la solidaridad, se ha ido configurando, a través de las plataformas más habituales, una red de voluntariado dispuesta a prestar su ayuda en caso de necesidad.  

Este tipo de respuestas demuestran la importancia de la ayuda humanitaria que ONG como Open Arms, desde el 2014, o SOS Mediterranée, desde 2016, vienen prestando diariamente ofreciendo el auxilio, obligación que no acaban de asumir entre los diferentes países de la Unión Europea, rescatando a personas desesperadas, que “se echan al mar” sin apenas probabilidad de salvar sus vidas.

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