Hay una buena colección de dictadores hombres que han prohibido a las chicas de sus países usar minifalda. En otros lugares donde sí está permitida, usarla nos puede costar la sentencia desfavorable en un juicio o las críticas de mucha gente.

Nadie puede poner en duda que el feminismo defiende, entre otras cosas, que cada mujer puede ir vestida como quiera, sin ningún tipo de coacciones. 

Yo soy feminista y hay ocasiones en que me encanta llevar minifalda, ejerciendo el mismo derecho que tienen a no llevarlas quienes no les gusta. Lo que no entendemos y aceptamos muchas feministas jóvenes es que haya algunas que se autodenominan feministas que también quieran coaccionarnos a no llevarla o que nos critiquen por hacerlo.

Algunas de esas críticas nos dicen que llevar esa prenda es someterse a los hombres, vestir como ellos quieren vernos y no como nos gustamos a nosotras mismas. La verdad es que atacarnos de esa forma es demostrar bastante ignorancia, porque abundan por ejemplo los novios que tratan de prohibirla a sus novias y las que no se someten son precisamente las que las llevan. Pero lo más grave es que esos ataques no respetan nuestra libertad de ir como queramos.  A mí generalmente no me gusta cómo van vestidas las que nos hacen esas críticas y, desde luego, nunca me pondría lo mismo que ellas. Pero ni siquiera se lo digo porque no me lo han preguntado, respeto totalmente su libertad y por tanto soy feminista; ellos y ellas no la respetan.

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