image_pdfPDFimage_print

Al cruzar las puertas de la universidad, Julia sintió una mezcla de orgullo y tensión. Había ganado un concurso altamente competitivo, un logro que le había costado esfuerzo. Sin embargo, no podía sacudirse la sensación de que, en el proceso, algunas personas habían intentado poner trabas, como si su éxito molestara a ciertos sectores.

No tuvo mucho tiempo para reflexionar. Apenas dio unos pasos en el pasillo principal cuando un profesor la interceptó con el ceño fruncido.

—Estoy muy enfadado. Yo quería a alguien aquí trabajando conmigo —soltó sin siquiera saludarla.

A Julia la frase le recordó el origen feudal de las universidades, cuando ciertos profesores acumulaban discípulas como si fueran súbditas, jóvenes investigadoras obligadas a someterse a su autoridad para tener una oportunidad en la academia. Durante mucho tiempo, el acceso al conocimiento había sido un privilegio administrado por unos pocos, y aunque las cosas habían cambiado, todavía quedaban resquicios de esa mentalidad.

Pero Julia no estaba dispuesta a someterse a ese juego. Había llegado allí luchando mucho y no para servir los intereses de nadie. Inspiró profundamente y sonrió con seguridad. Las universidades están evolucionando, abriéndose paso hacia un futuro más justo, donde las mujeres ya no tienen que depender de la voluntad de unos pocos para avanzar. Sin más, siguió adelante, lista para ocupar su lugar.

👀 Visitas: 85

Secciones: subportada

Si quieres, puedes escribir tu aportación