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Las víctimas y supervivientes de cualquier tipo de violencia al romper el silencio, y sobre todo al hacerlo público, solemos recibir dos tipos de reacciones, apoyos sinceros, valientes y facilitadores de una mejor salud y calidad de vida (Cañaveras, Burgués, Joanpere, 2024), o lo contrario, diferentes tipos de revictimización con consecuencias negativas en la salud.

Hoy me voy a centrar en lo segundo, y revisar las evidencias científicas para comprender cómo las interacciones que llevan a la revictimización están identificadas en la ciencia, y como desde la propia experiencia si se quiere (y esa es la clave) es fácil verlo, es igual que la operación matemática 1+1=2.

Además, tal y como recogen Hullman y Peter-Hagene (2014) en su estudio las reacciones negativas ante la revelación y denuncia pública de una víctima sobre un hecho de violencia sexual aumentan las consecuencias del trastorno de estrés postraumático (TEP) y en cambio, el apoyo social positivo ayuda a la víctima a recuperar el control de su vida. Y esta evidencia la sabemos perfectamente todas las personas académicas que desde hace años trabajamos en este ámbito científico, también lo saben las personas que sin ser académicas aplican el sentido común y que así lo han vivido en su experiencia cotidiana.

Durante mi trayectoria como superviviente de un abuso sexual siendo menor, todavía víctima permanente del que me abusó – y me sigue agrediendo con su campaña de violencia de género aisladora tras 22 años -,  he sufrido varios episodios de revictimización.  Sin el apoyo de mi familia, amistades verdaderas, colegas profesionales que aplican la lógica matemática antes dicha, y a la comunidad de investigadores/as CREA a la que pertenezco hace más de 23 años no podría contrarrestar las consecuencias del TEP como dice Sarah Hullman y Liana Peter-.Hagene (2014). Y como sé cuales son las consecuencias en la salud siempre apoyo sin dudar a toda víctima sea quien sea, una persona que hace 2 minutos que conozco o a una de hace 20 años, como apoyo a quienes siempre dan soporte a las víctimas y supervivientes aplicando lo que la ciencia dice y también el sentido común, que es el corazón humano.

Por eso hoy comparto desde la experiencia las revictimizaciones que he sufrido para dar visibilidad a lo que a veces queda invisible y solo se avanza en su superación cuando se escribe. 

Por ejemplo interacciones revictimizadoras que viví cuando rompí el silencio al inicio hace 22 años por parte de quien no me apoyó: Recordemos cuál era la situación – un profesor en sus clases particulares inició el grooming y el abuso hacia mi cuando era menor.  Quien no me apoyó y se sometió al abusador decía:

  • “Miente”, “Está loca”, “Se lo ha inventado”, “Eso no es un abuso”, “No es para tanto”  “Ni la llames”, “No hables con ella”, me hacían el vacío, me trataban con desprecio, me criticaban por la espalda, me difamaban, entre otras acciones. Así esas personas normalizaron ejercer violencia hacia mi que era víctima de un abusador de menores.
  • Para aumentar mi descrédito y revictimización, el abusador además se inventó la palabra secta justo cuando decidí romper el silencio en mi familia tras recibir el apoyo de Lidia Puigvert, Ramón Flecha y otras personas de CREA, se adelantó a mi denuncia diciendo que “estaba en una secta y decía cosas raras” para invalidar mi testimonio. 

Ahora bien lo que no había pensado o previsto es que pudiera sufrir revictimización de nuevo al romper el silencio en público, tras hacerlo el pasado 2024 con mayor incidencia justo antes y a partir del acto del 11 de noviembre.  Si, inocente por no prever que podía pasar, puesto las evidencias científicas lo dicen que cuando se rompe el silencio en la esfera pública aumenta más la revictimización cada cual por su interés, aunque menos mal que también aumentan los apoyos alegrándome el corazón y mejorando mi salud.  Ejemplos de revictimización; hacerme el vacío, silencios ensordecedores, críticas por la espalda, cuestionamientos sobre por qué rompía el silencio en público como si fuera un sacrificio, una tras otro los iba sufriendo y la primera en sorprenderme fui yo, porque jamás lo hubiera imaginado, pero las evidencias son las evidencias así como 1+1=2.

Sí os preguntáis si alguien de la primera fase de revictimización algún día me pidió perdón, sí, varias personas. La última persona hace unos meses, después de  22 años, uno de los que eran más cercanos me confesó que efectivamente el abusador siempre decía que CREA era una secta a todos los lugares donde iba, obsesivamente, el objetivo en su caso es seguir acosándome y hacer daño a quienes me apoyaron, y es que el mal además de feo es pesado. Me dijo ojalá hubiera reaccionado desde el principio y hubiera frenado esos ataques que tanto daño han hecho. Pues si ojalá.  Y es que en cualquier momento se puede frenar cualquier barbaridad como es revictimizar a las víctimas o cualquier acción de violencia aisladora, cada minuto cada persona está decidiendo si lo frena o lo promueve. Quien siga cometiéndolo ahora sabe muy bien el daño que infringe aquello de “a sabiendas”, allá quede en su conciencia, por mi parte seguiré haciendo escudo a toda víctima y a toda persona que apoye.

Por tanto, si alguna vez os llega de nuevo el ataque de violencia de género aisladora que CREA es una secta recordad este testimonio, solo hay dos tipos de reacciones, 1) Someterse al discurso del abusador de menores que sigue agrediéndome a mi y a quienes me apoyaron siendo cómplice de su violencia o  2) Rechazarlo.

Es simple matemática 1+1=2 .

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