Rosa Sensat nació en Masnou (Barcelona), el 17 de junio de 1873. A los quince años ya ejerce de maestra en su pueblo natal. No es una maestra anónima, ya en vida goza de un alto nivel de reconocimiento público e institucional. Hizo grandes aportaciones en el ámbito de la educación de las mujeres. Formó parte del movimiento de Pedagogía Progresista conectada con las nuevas corrientes que llegaban de Europa. Veamos sus palabras: “La libertad es una conquista a la que el ser humano llega por medio de la educación y la cultura.”
El crucial papel de Rosa Sensat en el movimiento de la Escuela Nueva es incuestionable. Esta maestra destaca por la ingente labor de divulgación que lleva a cabo a través de escritos, conferencias, participaciones en congresos, cursos, seminarios. Por todo ello se la puede considerar una de las introductoras del movimiento de la Escuela Nueva en nuestro sistema educativo. Su principal interés se centra en la didáctica de las ciencias. Sus propuestas renovadoras sobre la enseñanza de las ciencias son muy difíciles de llevar a la práctica, entre otras razones porque en las escuelas de niñas las labores ejercen un predominio absoluto. Requieren tanta dedicación que apenas queda tiempo libre para introducir metodologías de tipo experimental y, mucho menos, salidas escolares. Sus reparos a las labores no indican desconocimiento o falta de interés, de hecho, ella era una experta en este terreno, sino preocupación por su excesivo predominio y por sus limitaciones de tiempo que imponen al resto de las materias.
El conocimiento de la realidad escolar de otros países le permite conjugar en una sola propuesta su interés por la didáctica de las ciencias y su reticencia ante la forma de enfocar las materias exclusivamente femeninas. Las visitas a diversos centros educativos la ponen en contacto con el movimiento internacional a favor de una formación doméstica de base científica y, sin duda, se percata de que este nuevo enfoque puede convertirse en una estrategia muy efectiva para introducir sólidos conocimientos científicos en las escuelas de niñas. Era la forma de mejorar la preparación científica de las mujeres. Veamos sus palabras: “Pues sí, la mujer ha de saber física y química. Son conocimientos de cultura general que, además de desarrollar su espíritu de observación, le proporcionan una gran cantidad de ideas que no debe ignorar todo aquel que aspire a una mediana cultura y que son de aplicación práctica en las ocupaciones que le atañen.”
Rosa Sensat tiene aspiraciones mucho más ambiciosas para sus alumnas. Aconseja a las niñas desempeñar trabajos remunerados para no depender económicamente de nadie. Es evidente que sus propuestas son muy avanzadas para el contexto en el que vivía.
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