Henriette Adélaïde Villard o Henriette-Adélaïde de Villars, conocida con el nombre artístico Mademoiselle de Beaumesnil, nació en París, en 1748.
Fue una cantante y compositora de ópera. Mademoiselle Beaumesnil comenzó a trabajar en papeles cómicos menores desde los siete años y debutó como solista en la Ópera de París, en 1766, sustituyendo a la prima donna Sophie Arnould en el papel principal de Sylvie de Berton y Trial.
Posteriormente cantó en muchos estrenos y reposiciones, esperando pacientemente para reemplazar a Arnould después de su jubilación.
Sin embargo, cuando ésta dejó la compañía en 1778, Rosalie Levasseur fue la preferida y Beaumesnil protestó públicamente en una carta al Journal de Paris el 27 de diciembre diciendo que había sufrido un acto de injusticia. Esto dio origen a una amarga disputa, logrando también obtener algún tipo de compensación al serle confiado el papel principal femenino en la fallida última opera de Gluck, Echo et Narcisse en septiembre de 1779, y no cumplió su amenaza de dimitir hasta 1781, cuando finalmente abandonó el escenario. Mlle Beaumesnil escribíó música de vez en cuando y fue la tercera mujer en interpretar una composición suya en la Ópera de París. Anacréon, su primera ópera, no fue aceptada y solo recibió una actuación privada en la residencia Brunoy del conde de Provenza en 1781.
En 1784, sin embargo, volvió a poner música al libreto de la tercera entrada de Les festes grecques et romaines de Colin de Blamont, bajo el título de Tibulle et Délie, y su composición fue recibida con éxito en la Ópera de París para servir como obra complementaria para Iphigénie en Aulide de Gluck el 15 de marzo de 1784.
Esta es la única obra suya cuya música que ha sobrevivido. Ese mismo año, el 8 de diciembre, su oratorio Les Israélites poursuivis par Pharaon —el único oratorio conocido del siglo por una mujer francesa— fue presentado en el Concierto Spirituel.
En 1792, su ópera cómica en dos actos, Plaire, c’est commander fue montada en el Théâtre Montansier de París, tras haber sido previamente rechazada por el Théâtre Feydeau junto con otra también montada por Beaumesnil. No obstante, resultó ser un éxito bastante bueno, con veintiún funciones y fue la quinta obra más representada del año en el Théâtre Montansier.
Poco más se sabe de lo que le sucedió más tarde a Mademoiselle Beaumesnil durante el curso de la Revolución Francesa.
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