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“Los sueños son posibles, mejorar la realidad sin sueños es imposible” (Ramón Flecha)

La mayoría de personas, con más o menos ímpetu, más o menos profundamente, con más o menos confianza, sueñan con mejoras en sus vidas y para sus seres queridos. La gran pérdida de sentido que se está percibiendo en la sociedad en diferentes aspectos tiene consecuencias negativas en las vidas de muchas personas. Tener horizontes que queremos y deseamos conseguir, relacionados con las mejoras personales y sociales, permiten caminar hacia senderos que nos hacen ilusión y que acaban mejorando nuestras vidas y, también, la sociedad. Nos alejan de las preocupaciones superfluas, nos ofrecen puertas y ventanas hacia la esperanza y nos previenen de problemas de salud mental cuando el sentido de la vida se debilita. Ahora bien, sería muy soft pensar que soñar es suficiente, que sin esfuerzo ni apoyo es posible cumplir los sueños.

Las nuevas masculinidades alternativas, con la seguridad, posicionamiento ante la violencia y por su fortaleza y convicciones, tienen sus propios deseos de mejora que se abren en la esperanza de relaciones de calidad, tanto de amistad, de amor, de familia o de compañerismo y vecindad con otras personas de su entorno. La solidaridad de este tipo de relaciones compromete a las NAM a colaborar con otras personas para que puedan acercarse a sus sueños. 

Las NAM están pendientes de las personas de su alrededor en diferentes áreas, de salud, de apoyo, de sentimiento, pero un elemento que caracteriza a las NAM es que, de una manera directa o indirecta, con más o menos intencionalidad, cuidan las relaciones para que esas personas de su entorno pueden seguir esforzándose hacia sus sueños. 

Directa o indirectamente, lo hacen, porque en ocasiones no es necesario tener actitudes visibles ni protagonistas para ayudar a otra persona a mejorar. A veces, una interacción, un comentario acertado o una actitud en un momento determinado posibilitan a otra persona  sentirse más capaz o con más razones para seguir esos pasos. En otras ocasiones, la verdad, más que la palmadita en la espalda para lamer las heridas del pobre de mí, son más estimulantes y potenciadoras de ese espíritu de superación. Con más o menos intencionalidad, porque en ocasiones, a lo mejor, ni se dan cuenta, porque esa actitud de respeto, verdad e impulso forma parte de su repertorio casi de forma natural. 

Un compañero de trabajo que desea mejorar su formación con mucho esfuerzo, una familiar que consigue desarrollar un proyecto empresarial soñado durante largo tiempo, un amigo que supera un desafío de grandes dimensiones o una persona que mejora su situación académica gracias al voluntariado, son solo algunos ejemplos que suceden en la realidad que tienen que ver con personas que contribuyen para que se puedan ser reales. Entre ellas, se encuentran algunos chicos y hombres que se comprometen con esos sueños individuales y colectivos y que tienen un impacto formidable en la sociedad.

El elemento que, sobre cualquier otro, les caracteriza es que, las NAM, se alegran de que esas personas, ya sean amistades, familiares, pareja, compañeros o vecinos, consigan esos propósitos de mejora que se proponen y, además, lo gozan con ellos y ellas, porque reconocen que la solidaridad y la bondad no solo hacen a las personas más felices sino también más atractivas y más transformadoras de la realidad. 

 

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