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Sifan Hassan ha hecho historia en estos Juegos Olímpicos logrando en la misma semana un bronce en las pruebas de 5000 y 10.000 m y, un oro en el maratón para conseguir un triplete histórico con un total de más de 62 km de competición. 

El primer bronce fue el lunes, en 10.000m. El segundo, el viernes, en los 5.000 metros. Solo dos días después, lo que nadie esperaba: oro en la maratón. Junto a ella competían varias de las mujeres más rápidas de la historia de la prueba, Tigist Assefa (récord mundial) o Peres Jepchirchir (récord mundial en carreras de solo mujeres) pero Hassan llegaba como la segunda más veloz de todos los tiempos con sus 2h13:44 de Chicago. Hay que decir que el recorrido del maratón fue muy exigente con un increíble desnivel convirtiéndolo en uno de los maratones más exigentes que se recuerdan del olimpismo. Ya al final y en solitario, Sifan Hassan voló por la recta final para hacerse con el oro en 2 horas, 22 minutos y 55 segundos, un nuevo récord olímpico. 

Pero esta historia tiene más mérito si conocemos la historia de Sifan. La atleta llegó a Países Bajos como refugiada desde Etiopía cuando tenía 15 años, su madre la envió allí para protegerla de la complicada situación social en la que se encontraba su país de origen. Con el paso de los años, recibió la ciudadanía y es precisamente su habilidad para correr lo que le ayudó a que le dieran el pasaporte neerlandés. Ella, que llegó como refugiada, ha sido la que ha aportado tres de las 34 medallas que ganó Países Bajos en estas olimpiadas. 

Por primera vez en la historia de las olimpiadas modernas, la última premiación fue para la maratón que corrieron las mujeres y no los hombres y fue laureada en la ceremonia de clausura precisamente ella, la mujer que logró ganar la competencia más difícil del mundo. 

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