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Johanna Charlotte Unzer nació en Alemania, en 1725. Fue una de las pocas filósofas de habla alemana de aquella época. Se propuso como objetivo conseguir un público femenino numeroso para la filosofía. Aprendió Literatura y Filosofía de forma autodidacta, y es de destacar que encontró una gran ayuda en su marido. 

En un primer momento, Johanna Charlotte Unzer se dedicó principalmente a la poesía, por la cual se le concedió en 1753 la corona de laurel de la Universidad de Helmstedt.

Su primera publicación filosófica se produjo en 1751, Compendio de sabiduría universal para la mujer. En el mismo año se publicaron unos poemas con el título de Intento de poemas lúdicos.

Así que Johanna Charlotte Unzer trabajaba siempre en dos direcciones. Por un lado, en poesía, por el otro, en filosofía. Sin embargo, se mostraba en público muy reservada como filósofa, y apenas dejaba entrever su gran interés por la ciencia. Pero opinaba que hombres y mujeres están dotados de las mismas capacidades intelectuales. Esta pensadora poseía, además, excelentes dotes pedagógicas. En su Compendio de sabiduría universal para la mujer, explica a sus lectoras los conceptos fundamentales de la filosofía, utilizando ejemplos manejables y repeticiones para que se les quedaran más grabados. En lugar de utilizar términos filosóficos específicos, usaba palabras corrientes.

Johanna Charlotte Unzer también elaboró historias, poemas y episodios a partir de la realidad cotidiana que tratan cuestiones fundamentales de la historia de la filosofía, como son el espacio y el tiempo, la casualidad y la necesidad, el cuerpo y el alma y la existencia de Dios.

La importancia de Johanna Charlotte Unzer no proviene de la investigación de nuevos caminos filosóficos, ni de la formulación de pensamientos innovadores. Su mérito fue sobre todo hacer ver la necesidad de una buena educación para hombres y mujeres.

No obstante, se dedicó también a filosofar sobre las funciones y el papel del lenguaje y se interesó por el verdadero uso de las palabras: «¿La persona que tengo enfrente entiende lo que le digo tal como lo he querido decir?»

Ella pensaba que la persona debe examinar primero qué quiere expresar para escoger realmente la palabra más adecuada. La experiencia práctica y su gran conocimiento humano guiaron a Johanna Charlotte Unzer a la hora de filosofar. De este modo, se dirigió a personas que de otra manera más bien se habrían asustado por el conceptualismo abstracto y por las complejas relaciones inherentes a cualquier sistema filosófico. Su pensamiento siempre tenía una finalidad pedagógica. Enlazaba así con la Antigüedad y con los inicios de la actividad filosófica, cuando la filosofía tenía siempre un objetivo educativo.

 

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