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Naciones Unidas nos recuerda estos días, con motivo de la conmemoración el 18 de diciembre del Día Internacional de las personas Migrantes, datos como que a finales del año 2021 más de 59 millones de personas en el mundo se han visto obligadas a huir de sus lugares de origen por culpa de causas como la guerra y los conflictos bélicos, la inseguridad y los desastres naturales consecuencia del cambio climático. 

Si bien las personas migrantes se encuentran entre los grupos más vulnerables y marginalizados de la sociedad, las mujeres, niñas y niños se encuentran en situación de aún mayor vulnerabilidad debido a la intersección de una condición con otra. En el caso de las y los menores, tal y como ya recoge DF en anteriores publicaciones, UNICEF y la Unión Europea han declarado que atravesamos la mayor crisis de niñas y niños refugiados desde la Segunda Guerra Mundial. [..,] La exposición a la violencia y el desplazamiento son los factores de riesgo más importantes para las condiciones de salud mental entre la infancia y la adolescencia refugiada. 

Motivo por el cual, en su Declaración de 2021 ONU Mujeres hacía un llamamiento urgente  a la Comunidad Internacional para que se implementen políticas, programas y servicios en materia de migración que promuevan y protejan los derechos humanos de las mujeres y las niñas en cada una de las etapas de su recorrido ya que en el mundo no existen rutas seguras para que éstas se puedan desplazar y se ven especialmente afectadas por la violencia, la falta de seguridad y la precariedad laboral. 

Este año, la organización internacional sin embargo, ha querido visibilizar algo muy importante; los grupos de personas migrantes son una fuente de prosperidad, innovación y desarrollo sostenible no sólo para aquellos países que les acogen sino para aquellos que son lugar de paso e incluso, para los lugares de donde proceden porque se convierten, por ejemplo, en vías de soporte y ayuda financiera que suponen un salvavidas para las personas, familiares y amistades, que se quedan y esto, a su vez, genera un estímulo de los mercados locales sobre todo de los países que cuentan con un PIB medio o bajo. 

Las personas migrantes enriquecen la diversidad de las comunidades porque aportan conocimientos, redes y capacidades resilientes contribuyendo a encontrar soluciones innovadoras a las  problemáticas sociales. Es importante tenerlo presente y poner en valor su inteligencia cultural, el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular es una iniciativa para ayudar a los organismos institucionales de cara a actualizar y extraer mayor rendimiento a las posibilidades que los movimientos de personas migrantes generan y esto pasa porque en los países de tránsito y acogida les ofrezcan igualdad de oportunidades.

Proyectos como REFUGE-ED cuyo objetivo es promover soluciones con impacto social comprobado, convirtiendo a los países refugio en oportunidades reales ya lo están consiguiendo. 

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