El bullying es un problema que afecta a 7 de cada 10 niños en España según datos del Informe Mundial de Internacional Bullying Sin Frontera. Los datos apuntan a que los niños y niñas con diferentes necesidades educativas especiales son aún más vulnerables a sufrir acoso en el entorno escolar. Con la incidencia de los casos y la preocupación social que despierta también las consecuencias que puede conllevar a largo plazo, se han desarrollado muy diversas iniciativas dirigidas a afrontar este problema, pero no todas con los mismos resultados.
El acoso escolar es un problema que requiere de soluciones fundamentadas en la evidencia científica y que hayan demostrado éxito y posibilidad de transferencia en su implementación. Hasta ahora este tipo de iniciativas han logrado los mejores resultados precisamente por tener en cuenta estas evidencias aportadas por la comunidad científica internacional e incluir a toda la comunidad educativa haciéndola partícipe de frenar y prevenir los casos.
La Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) ha realizado una serie de cuestionarios y entrevistas que revelan cómo la mayoría de los escolares sordos encuestados manifiesta haber sido víctima de bullying y que en muchos casos esta violencia venía motivada por su discapacidad. “No oír, hablar raro o ser diferente” son algunos de los motivos a los que apuntan las encuestas, según ha indicado en una entrevista a Europa Press la autora de la guía dirigida especialmente a este colectivo que ha publicado la CNSE. Y es que la falta de recursos dirigidos también a los niños y niñas sordos a través de lengua de signos, cuando es ésta sea su medio de comunicación natural, dificulta que conozcan dónde acudir para pedir ayuda, provocando que a menudo sufran esta violencia en silencio e incluso desconozcan que son víctimas.
Pero esta falta de identificación no es solo un problema que afecta a los niños y niñas sordos victimizados. La guía destaca como imprescindible a este colectivo también en su papel como testimonios activos en la ruptura del silencio, y cómo a través de hacerles llegar las herramientas no solo se facilita que identifiquen más situaciones de bullying en sí mismos y en compañeros y compañeras, sino para incluir sus voces en la denuncia y apoyo a las víctimas cuando las presencian animándoles a ser también upstanders. Según apunta su autora, denunciar el acoso escolar es el primer paso para erradicarlo.
