En estas épocas de regalos y ambiente festivo, muchas personas optamos por la lectura. Según la neurociencia, leer cambia la estructura de nuestro cerebro, pero cuando la lectura se hace de manera compartida, el impacto es aún mayor, como lo demuestran las evidencias científicas sobre las Tertulias Dialógicas.
La revista científica “Reading and Writing” se encarga de recoger evidencias sobre los procesos, la adquisición y la pérdida de las habilidades de lectura y escritura y recientemente publicaba el artículo Variability and stability in parent–child discourse during and following repeated shared book reading, que analiza una experiencia completa de lectura compartida en familia.
En este caso en concreto, se analizan las interacciones de 24 niñas y 26 niños de entre 4 y 5 años y medio, conjuntamente con sus familias, 44 madres y 6 padres en torno a la lectura de “Willy y Hugh”, del autor Anthony Browne. Este libro infantil elegido explica la historia de dos personajes que, por ser diferentes al resto, son excluidos de los demás grupos de iguales. Finalmente, gracias a esas mismas diferencias, se juntan y crean una bonita amistad.
Los diálogos entre padres, madres y sus hijos e hijas, según el estudio, pueden ir variando en función del momento de diálogo, pero se ha observado que las conversaciones posteriores permiten a las personas adultas ser más creativas y profundizar más hablando con los niños y niñas sobre lo aprendido de la lectura.
Crear hábitos de lectura en los niños y las niñas podría ser un pasatiempo más, pero la evidencia científica ha demostrado que la lectura mejora la infancia. Igual que lo comparte la Dra. e investigadora Esther Roca en Youtube, la lectura de un libro, cuando es compartida y dialogada, transforma la vida de quien lo lee y da paso a sentimientos hermosos creando amistades que traspasan cualquier frontera y que llegan desde las edades más tempranas.
