Según un estudio de 2019, la mayoría de las mujeres cree que la industria de la salud no aborda sus necesidades de manera adecuada, y que el género juega un papel importante. De hecho, el 52% de las mujeres cree que la discriminación de género afecta negativamente su atención médica. Las mujeres son mucho más propensas que los hombres a informar que se sienten inseguras de sus síntomas y niveles de dolor, y la disparidad de género aumenta aún más cuando son mujeres de minorías culturales.
La investigación confirma la afirmación de que las mujeres tienen que esforzarse más para obtener un diagnóstico médico. Por ejemplo, a las mujeres generalmente se les diagnostica cáncer 2,5 años después y diabetes 4,5 años después, y estos no son casos aislados. En total, las mujeres son diagnosticadas más tarde que los hombres en más de 700 enfermedades.
Parte del problema radica en la falta de comprensión sobre cómo las enfermedades pueden manifestarse de manera diferente en hombres y mujeres. Históricamente, las mujeres fueron excluidas de los ensayos clínicos debido a preocupaciones sobre los posibles efectos a largo plazo en su fertilidad y en el feto. Su exención de la mayor parte de la investigación se ha traducido en una menor comprensión de los indicadores de enfermedades típicas de las mujeres. Si bien los ensayos actuales están comenzando a cambiar el rumbo en ese campo, el desequilibrio aún existe. En consecuencia, los síntomas de una mujer pueden no coincidir con el “estándar médico” masculino.
Coordinadora del Metoo University
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