El pasado viernes la Ministra para la Salud de las Mujeres del gobierno de Escocia, Maree Todd, presentó el primer Plan de Salud para Mujeres, que consta de 66 medidas para garantizar que todas las mujeres disfruten de la mejor atención sanitaria posible a lo largo de su vida.
El plan ha tenido en cuenta las voces de las mujeres a partir de escuchar sus historias reales en las que han dado su opinión sobre lo que es importante para ellas. Y está fundamentado de manera rigurosa para responder tanto a los factores biológicos como sociales que influyen en las desigualdades sanitarias que sufren las mujeres.
Respecto a los factores biológicos, se considera que las niñas y mujeres experimentan a lo largo de su vida diversas necesidades y riesgos sanitarios que no son los mismos que los hombres. Asimismo, puntualiza la necesidad de superar las dificultades con las que se encuentran muchas mujeres para acceder a la atención sanitaria o que, cuando lo hacen, el servicio que les atiende a menudo pierde la oportunidad de formular las preguntas adecuadas, no optimiza los recursos disponibles para prevenir enfermedades o no garantiza los mejores resultados.
Señala que este trato diferenciado es generalizado, es decir, no sólo pasa en salud reproductiva. Pues indica que la misma atención sanitaria es menor en mujeres que en hombres y los resultados para las mujeres son peores que para los hombres. Algunos ejemplos son el infradiagnóstico de infartos en mujeres o la menor probabilidad de ser incluidas en ensayos médicos e investigaciones, aún a pesar de disponer cada vez de más estudios que indican la necesidad de contar con análisis de datos desglosados por sexo y con perspectiva de género y la inclusión de un número suficiente de mujeres en los estudios científicos.
En cuanto a la salud reproductiva o ginecológica, se muestra un firme compromiso en reducir el tiempo de espera para el diagnóstico de endometriosis, que afecta a un 10% de las mujeres a nivel mundial, de más de ocho años a menos de 12 meses. Y ofrecer planes de atención individualizada tras el primer aborto de un mujer.
Respecto a los factores sociales, el plan considera tener en cuenta como afectan las condiciones de vida de las mujeres tanto a su la salud, como a su capacidad para acceder a los servicios sanitarios. Destaca la pobreza, cuyo riesgo de sufrirla es mucho mayor para las mujeres, la violencia de género que es considerado un importante problema de salud pública, de igualdad y de derechos humanos que afecta mayoritariamente a mujeres, la discapacidad, la condición de pertenecer a una minoría étnica o las familias monoparentales, en que la mayoría son mujeres.
El Plan también cuenta con propuestas de acciones dirigidas a centrarse en los grupos de mujeres que pueden haberse visto afectadas de manera desproporcionada por la pandemia.
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