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El pasado jueves 12 de agosto, Día Internacional de la Juventud, Europa Press hacía público el informe del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad Romper cadenas de odio, tejer redes de apoyo: Los y las jóvenes ante los discursos de odio

En este informe han participado tanto expertos como jóvenes, algunos de los cuales pertenecen a colectivos vulnerables y han sido víctimas de este tipo de mensajes. En los relatos recogidos se refleja la percepción de los jóvenes sobre sí mismos como pieza clave para combatir y prevenir los discursos de odio. Ello pasa por posicionarse siempre ante estas situaciones rechazando la violencia y “poniendo toda la atención en la víctima, posicionándose a su lado y mostrando un apoyo público que intente aliviar su situación de vulnerabilidad con la pretensión de que esas personas no se sientan solas y desprotegidas”. Los y las chicas entrevistados aseguran que no actuar ante estas situaciones provoca que los mensajes de odio se sigan perpetuando.

Por su parte, los colectivos de actuación y expertos que han participado también añaden que es fundamental generar espacios seguros en los que se pueda dialogar desde las primeras edades sobre estos temas cuando aún no han surgido. También afirman que, cuando se trata realmente de espacios seguros, los chicos y las chicas se abren y cuentan situaciones que han vivido, quieren esos espacios para dialogar sobre estos temas porque les preocupan. Para ello, no obstante, es imprescindible que se generen desde la horizontalidad entre todas las personas participantes.

El discurso de odio queda definido en el informe como “fomento, promoción o instigación en cualquiera de sus formas, del odio, la humillación o el menosprecio de una persona o grupo de personas” y se pone en contexto en el espacio virtual en el que los perpetradores se sienten más protegidos. Los datos revelados en el documento apuntan a que un 54,9% de los hechos conocidos por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que responden a “discursos de odio” se producen en internet. 

Respecto a la no intervención ante los discursos de odio, el informe alude a la correlación directa que se genera entre “haber estado en contacto con discursos de odio online y el hecho de generar contenidos propios con mensajes de odio”. Asimismo, se hace hincapié en los efectos de este tipo de mensajes que no se generan tanto en el ámbito individual y sin embargo sus repercusiones alcanzan el nivel colectivo, político e institucional”.

El informe, que abarca también la creación de una App con recursos docentes, concluye aludiendo a que el activismo debe ir más allá, “reforzando una perspectiva que incide en la necesidad de generar una fuerza colectiva a partir de la asunción de responsabilidades individuales, de normalizar la intervención sobre todos los casos que lo requieran […] y de reforzar la prevención y la reivindicación. Apuesta por generar redes de apoyo e identidad que mitiguen el impacto de odio, y hacer partícipes a las comunidades vulnerables de los procesos de los que son protagonistas.” 

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