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Margaret Fuller. Wikipedia

Una de las primeras características que se puede destacar de esta periodista, nacida en Massachusetts en 1810, es que no fue educada como correspondía a una chica de la época por decisión de su padre, quien le dotó de herramientas en su educación alejadas del estereotipo femenino. 

Margaret Fuller ha pasado a la historia por haber sido la primera mujer en conseguir un contrato en una redacción de un periódico. Y también por ser la primera corresponsal femenina en Europa.

En 1839 Margaret Fuller fue contratada como editora del periódico The Dial. En este periódico inició la publicación de una serie de artículos relacionados con las mujeres, sus derechos y su situación social.

Más tarde, ese conjunto de artículos fueron publicados en forma de libro, un ensayo titulado Las mujeres en el siglo XIX. Su obra fue la primera de muchas obras feministas y pasó a ser un referente para los movimientos en defensa de los derechos de las mujeres. Era una mujer de ideas avanzadas para la época, hasta el punto de que en el ensayo escribe que «es muy cierto que una mujer puede estar enamorada de una mujer y un hombre de un hombre: es el mismo amor que sienten los ángeles».

En su libro Verano en los lagos, al comprobar cómo sufrían los despropósitos de una vida en una tierra que no era suya, denuncia las cargas familiares, «estén sanas o enfermas». En general, dice, las mujeres «solo han recibido la cultura que hace de las mujeres adornos de la sociedad».

A mediados de la década de 1840 organizó grupos de discusión de mujeres, en los que se hablaba de temas variados como el arte, la educación y los derechos de la mujer. Varias figuras conocidas del movimiento de los derechos de la mujer tomaron parte en estas conversaciones. 

Después de cuatro años como editora del Dial, Margaret se trasladó a Nueva York donde aceptó un puesto similar en el New York Tribune. En 1846 el diario le propuso viajar a Europa como corresponsal, de modo que fue la primera mujer en ocupar ese puesto. Sus principales destinos fueron Inglaterra e Italia y cubrió momentos de la historia tan importantes como la revolución italiana. 

En 1843, Margaret Fuller inicia un viaje a los Grandes Lagos y ya desde el inicio del libro da a conocer su propósito, no sólo del viaje sino también vital: «Una visión tan grandiosa pronto nos satisface, dejándonos contentos con su imagen y con lo que es inferior a su imagen. Nuestros deseos, una vez realizados, nos obsesionan menos. Al haber vivido un día podemos partir y ser merecedores de vivir otro».

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