Mariela Claribel es una joven estudiante del colegio Angélica Massé en la República Dominicana. Es un ejemplo de superación y de educación en igualdad y una de las protagonistas del programa que han desarrollado conjuntamente la ONG’s jesuitas Alboán, Entreculturas y la Federación Internacional de Fe y Alegría. Mariela explica, en declaraciones a EuropaPress, como en el barrio donde vive hay muchas chicas que abandonan los estudios y se casan muy pronto. Bajo su punto de vista, es una realidad que debe cambiar y esto se logra dando confianza y apoyo a esas chicas para que no dejen sus estudios y estar más cerca de una plena igualdad de género en su país.
Este programa está beneficiando a 113.595 personas de zonas vulnerables. Los objetivos se centran en garantizar el derecho a una educación de calidad y a una vida libre de violencia. Se desarrolla en siete países de América Latina y Caribe (Perú, Bolivia, Colombia, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana y Haití). Hasta la fecha ya han podido ayudar a 113.595 personas (48% hombres y 52% mujeres) de los cuales 105.760 son niños y adolescentes de 0 a 15 años y jóvenes de 15 a 25 años. El resto de personas, 7.835, son personal docente y directivo de las escuelas, familiares y personas de la comunidad (64% mujeres). Se ha trabajado con 150 escuelas públicas gestionadas por Fe y Alegría y por los Ministerios de Educación de los países mencionados.
Gemma López Poveda, responsable de cooperación para América Latina en Entreculturas, convencida del poder de la educación para la transformación social, declara que, a través de estos proyectos, han abordado la violencia estructural y la manifestación de la violencia que existe en las escuelas así como la desigualdad en las relaciones entre hombres y mujeres.
La evaluación realizada a través de la Unidad de Evaluación en Entreculturas deja claro que uno de los trabajos más importantes ha sido la formación realizada a los y las maestras por ser éstos los verdaderos vectores de transformación en la escuela. Y la siguiente clave, importantísima también según Belén Rodríguez, responsable de la Unidad de Evaluación, ha sido el trabajo con los y las jóvenes. La violencia que viven los jóvenes está muy generalizada y para abordarla hay que empoderar a los chicos y chicas ya que son ellos y ellas los que tienen la capacidad de realizar propuestas alternativas de organización social.
Lucila Cerrillo, coordinadora de la Iniciativa de Género de la Federación Internacional de Fe y Alegría, destaca la importancia de desnaturalizar la violencia, de hacerla visible, de reconocer que en las escuelas existe y que también se dan prácticas de desigualdad. Ser conscientes de ello y visibilizarla entre el profesorado, los y las estudiantes, sus familias y la comunidad es el primer paso para lograr la transformación de un ambiente violento y desigual en un ambiente de paz e igualdad.
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